“Cada uno cuenta la feria como le va”

A determinados eventos de vino no comerciales, muchos asistimos, simplemente, para que se nos vea –estemos trabajando, o no-, para que sigan recordando nuestras caras y porque aprovechamos cada ocasión para mantener el contacto con prescriptores, líderes de opinión, responsables editoriales y comerciales de medios especializados de vino.

Es la tónica habitual que he vivido en los últimos 15 años, con la única diferencia de que ahora también hay que tener en cuenta a un buen número de activos y orgullosos “bloggers”, que van haciéndose hueco a marchas forzadas.

Por muy “coñazo” que sea aprovechar tan sólo varios minutos de cada hora, entre ponencia, cata o acto social, para los que no tenemos un nombre como para significarnos simplemente no asistiendo a muchos de estos eventos, es una buena fórmula para participar en catas especiales y ponencias sectoriales, obviando a los “palmeros” de turno, a los estómagos agradecidos o a los directivos de instituciones interesados que abren el hielo en el turno de intervenciones sin ningún pudor y con total “antinaturalidad”.

Con bastante frecuencia, todo está preparado, principalmente, para adular a muchos personajes ilustres, que son localizados de inmediato, aunque, en realidad, estoy convencido de que la inmensa totalidad de estos líderes de opinión adoran la naturalidad y un trato fraguado a lo largo de los años, con un contacto continuo, pero sincero y nada agobiante.

En ocasiones no se justifica que 4 ó 5 personas se encarguen de atender las Relaciones Públicas, el Protocolo y la Comunicación. Para más INRI, infinitud de notas de prensa tan sólo nos reproducen en muchos casos los programas de actividades, sin alusión alguna a lo verdaderamente interesante: las vivencias que transmiten enólogos y bodegueros. Ni se hacen buenas previas ni se recoge la esencia de muchas ponencias.

No obstante, si que entiendo todos los esfuerzos profesionales para que las catas transcurran lo mejor posible, con la temperatura adecuada de los vinos y todos los elementos de cata correctos, aunque en ocasiones nos evitaríamos contratiempos con algo tan sencillo como oler las copas.

En aspectos organizativos, he aprendido de grandes maestros que, con sólo una mirada, sabían perfectamente quien estaba trabajando, y quien no. Porque, si alguien está de brazos cruzados, sobra y, con puntualizaciones, hay que tratar con la misma profesionalidad a todo el mundo, porque a todos nos emociona lo que tiene que ver con el mundo del vino, sus circunstancias, sus gentes y las situaciones que genera y queremos que se nos devuelva ese entusiasmo con la misma actitud…

Porque tenemos que reflexionar sobre a quién queremos embaucar con nuestro acto, a los “poderes fácticos” del mundo del vino o al conjunto de nuestros visitantes. Claro que, si el evento sólo se organiza cara a la galería, sobra esta reflexión, aunque no debemos olvidar, como he venido defendiendo en esta tribuna, que hay que desmitificar el vino y acercarnos, sin tanta parafernalia, a todos los que se asoman al quicio de nuestra puerta.

De lo que no queda duda es que cada uno contará la feria tal y como le haya ido.