Brindar con vino, y salud para todos

El mayor interés por el mundo del vino ha inducido a mucha gente a acompañar su comida o cena con cava o champán
Las Navidades han estado demasiado apegadas al descorche de vinos espumosos desde hace muchos años, hecho que les ha venido muy bien a los elaboradores de cavas, champanes y, en general, de los vinos con burbujas de todo el mundo. Sin embargo, poco a poco, la gente va haciendo realidad ese dicho de que hay un vino para cada momento y para cada persona. Y esta máxima, lejos de restar protagonismo a esos maravillosos vinos que todos consideramos ligados a estas fiestas, lo que ha hecho es reforzar todavía más que la cultura de los espumosos aumente y que la gente comience a comer con ellos y no sólo a utilizarlos como mera coletilla de una magnífica comida o cena. Ese hecho ha propiciado que mucha gente diga que el cava o el champán les sienta mal, cosa nada rara si lo han consumido después de un copioso ágape.
El mayor interés por el mundo del vino ha inducido a mucha gente a acompañar su comida o cena con cava o champán, con el consiguiente éxito. O simplemente se han valido de un magnífico vino blanco, rosado o tinto para hacer compañía en la mesa. O ha optado por una gran manzanilla pasada o un fino de elegante porte o se ha introducido durante el aperitivo con un oloroso, un palo cortado, un visanto, un oporto, un vino naranja, un vermú o una mistela.
Lo importante es saber que el vino es un mundo tan amplio que puede abarcar desde el aperitivo a la copa larga o de media tarde pasando por la feliz compañía de una espléndida comida. Y todo ello puede hacerse desde el humilde vino a granel, con gaseosa si se prefiere, a los estratosféricos en precios Romanée Conti o Château Petrus.
Las fiestas navideñas, con el colofón de fin de año y Reyes, es una oportunidad para degustar la más amplia variedad de vinos y productos vinícolas (no olvidar los maravillosos coñacs, armañacs, brandies, grapas, orujos y aguardientes) que harán sin duda más feliz una velada, cualquiera que sea la hora y cualquiera que sea el número de comensales. Yo, desde aquí, brindo por todos ustedes y por la salud también de los jerifaltes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a ver si con una copita, los grandes amantes del vino estamos muy lejos del alcoholismo, se les quita la cara de estreñidos que lucen durante todo el año.

Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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