Brexit o cómo hacer de la necesidad virtud
La decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea, tras el referendo sobre el brexit, continúa siendo un serial que aún no se sabe cómo acabará pero que, seguramente, tendrá repercusiones negativas en las relaciones comerciales entre ambos socios una vez que se consume el divorcio de manera definitiva.
Reino Unido es uno de los mercados más importantes para los grandes productores de vino de la UE (Alemania, España, Francia, Italia y Portugal, sobre todo), pero también para otros del Nuevo Mundo como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile o Estados Unidos. La temida salida sin acuerdo de este gran mercado puso sobre aviso hace tiempo a los productores comunitarios que, según diversas fuentes consultadas, han decidido hacer de la necesidad, virtud.
Igual que ocurre con Suiza, considerado un país tercero a efectos comerciales, el Reino Unido podría recibir una avalancha de vino comunitario auspiciado por los subsidios a países terceros establecidos por la UE.
Reino Unido podría recibir una avalancha de vino comunitario auspiciado por los subsidios a países terceros establecidos por la UE, que antes países como España, Francia e Italia dedicaban a la promoción en Suiza, China, Estados Unidos o Japón.
El hecho de que Reino Unido sea uno de los mercados más atractivos a nivel mundial propiciaría un incremento de las ayudas de la OCM que se derivarían a compañías vinícolas, organismos regionales y asociaciones desde otros mercados menos interesantes. Las acciones promocionales previsiblemente se van a multiplicar en el momento en el que el brexit sea un hecho.
Italia tiene asignado un presupuesto de 500 millones a cuatro años para las acciones promocionales en países terceros, algo parecido ocurre en Francia, y España cuenta con más de 50 millones de euros al año que son invertidos en actividades comerciales, incluidas misiones, catas, eventos y costes relevantes de los empleados, acciones a las que se acogen parte de las grandes bodegas exportadoras y agrupaciones de compañías pequeñas y medianas que buscan rentabilizar la situación.
Buena parte de las bodegas españolas centraban hasta ahora sus esfuerzos inversores en países como Suiza, gran consumidor, cercano y país tercero, mientras el resto se dirigía a otros mercados más lejanos, y por tanto más costosos, como China, Estados Unidos o Japón.
Si Reino Unido se convierte, en breve, en un país tercero, las compañías españolas y, en general, las europeas inundarán este de campañas a favor del vino y rentabilizarán unos fondos que a día de hoy no pueden ser usados en suelo británico al ser este un país miembro de nuestro selecto club comunitario. Hacer de la necesidad virtud o no hay mal que por bien no venga son refranes más que oportunos en este momento.
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José Luis Murcia
Periodista. Presidente de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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