¿Beberemos este año los vinos más caros de nuestra historia?
Por más que las empresas quieran moderar los precios, en la práctica, tal y como tenemos los precios este año, cuando el vino llegue al consumidor lo más probable es haya sufrido un incremento.
Lo podemos dividir en tres vías, aunque terminan todas en el mismo lugar:
Primero están los vinos provenientes de vinos que se compran a un tercero por la empresa embotelladora, a granel, y que luego embotella y vende. Los graneles ahora mismo están en un ascenso continuo que parece imparable y que comienza a marcar récords históricos de precios. Si el año pasado los vinos a granel se podían comprar a 2,5 euros hectógrado y este año superan casi los cinco euros, es normal que al llegar al consumidor le repercuta esta subida.
La segunda parte son las bodegas que compran la uva y elaboran ellas mismas todo el vino que necesitan, es decir, no salen al mercado de vinos a granel a comprar. Un ejemplo serían muchas de las bodegas de denominaciones de origen que se autoabastecen de vino a través de la uva que tienen o compran. Estas bodegas no tienen el problema de a variación de precios del vino a granel. Sin embargo, las uvas en la inmensa mayoría de estas zonas han costado bastante más que el año pasado a las bodegas compradoras, por lo que el coste del vino terminado es también considerablemente superior.
Y la tercera parte serían las bodegas que se autoabastecen con uva propia. Estas no tienen que acudir ni a los vinos a granel, ni a la compra de uvas más o menos caras. En teoría podrían ser las más beneficiadas por los costes, pero no estrictamente así, ya que si en lugar de tener 100.000 kilos, han tenido 50.000, los costes son iguales, en líneas generales, para una cantidad y para otra. Por tanto, al tener los mismos gastos pero menos vino para vender, al final los ingresos se reducen la mitad, a no ser, como parece que pasará, que también incrementen los precios de venta del vino.
Sea por la vía que sea, lo lógico es que el vino tenga una subida en el lineal. Subida que empezará ahora y se verá mantenida cuando salgan los vinos de guarda de este año, es decir, crianzas, reservas, etc. Que saldrán en un año, dos o tres, o cuando tengan que salir y que también deberán subir el precio con respecto al que tienen hoy.
Así las cosas, el consumidor será el último eslabón que deberá pagar la subida de precios que estamos teniendo, debido a la disminución de la cosecha a nivel mundial.
La pregunta ahora es si sabremos hacer llegar a este consumidor que el precio ha subido por motivos circunstanciales muy graves, y, en consecuencia, si ese consumidor será capaz de seguir adquiriendo un vino que, este año, puede pagar a los precios más altos de la historia.
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