¿Alguien puede creer que el vino es el problema del consumo de alcohol entre nuestros jóvenes?

Poner el nuevo impuesto al vino, aumentar la edad de consumo… son propuestas que periódica e inexorablemente sacan cada cierto tiempo. Además, van acompañadas de nuevos bulos, problemas y gente opinando en los medios sin saber de lo que hablan.

El otro día, por ejemplo, oí en una tertulia que había que acotar el consumo de vino entre nuestra juventud por el problema creciente que tienen con el alcohol.

Si no fuera una cosa tan seria,  sería para partirse de risa. Pensé si de verdad había gente que pudiera pensar que el vino es el culpable, omitiendo, no sé por qué, el verdadero problema: los destilados y bebidas blancas. Sinceramente, diría que ni siquiera estos lo son. El problema está en la educación, en la ingesta que se hace sin control de alcohol, sea el que sea, con el único fin de emborracharse.

Si supiéramos educar a nuestros jóvenes, inculcarles que, beban lo que beban hay que hacerlo con moderación, otro gallo nos cantaría. Cambiar la idea que tienen asociada al alcohol, la de salir para emborracharse, como hacen muchos; cosa que no me explico ya que cuando lo logran se les termina la fiesta, con pérdidas de control, y hasta de conocimiento. Algo que, diga quien me lo diga, no es divertirse.

Agradecería a estos generadores de opinión que miren realmente el fondo del problema,  verán que el problema no está en el vino. Ojalá lo estuviera, pues sería más fácil de corregir a través de prohibiciones, vetos, etc.

Si el joven coge el paquete de vino para beber, como hacen algunos, siempre para mezclarlo, tipo calimocho, no lo hace por el vino en sí, para degustarlo, lo hace porque es la bebida alcohólica más económica para lograr su fin. Si hubiera una mezcolanza de agua con alcohol que fuera más barata y que emborrachara más, comprarían eso, no les quepa duda.

Por tanto no es el vino en sí el culpable,  el problema radica en la educación, tanto en colegios como en el hogar, donde se inculque al joven que beber desproporcionadamente y sin moderación no es el método de divertirse, y que esa supuesta diversión sale cuando el exceso de alcohol entra.

Llamemos a cada cosa por su nombre y si de verdad queremos erradicar esta lacra, que por otro lado es verdadera y preocupante, vayamos al origen de la misma, el cual, desde luego, no está en el vino.

Javier Sánchez-Migallón Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino Artículos Relacionados

Javier Sánchez-Migallón

Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino