Algo grande está cambiando en el sector y casi ni nos estamos dando cuenta

No es la primera vez que trato este tema, hace ya más de tres años lo puse encima de la mesa por vez primera, el año pasado otra vez, y tras una primera reunión seria que han tenido esta semana en Madrid algunas cooperativas, las más fuertes, lo vuelvo a exponer. Pero haciendo notar importes cambios que estoy percibiendo en el sector.
Tenemos que tener en cuenta que la agrupación de cooperativas para comercializar sus productos va a ser un hecho, antes o después, pero lo va a ser. Tomando como ejemplo que sólo dos cooperativas agropecuarias de Países Bajos facturan más que 4.000 españolas, y tal y cómo se está desenvolviendo el mercado mundial de vinos, es una necesidad. Y dentro de poco será un hecho.
Es lógico: una cooperativa pequeña no puede llegar a los mercados internacionales ya que los costes se le dispararían hasta hacerlo económicamente inviable.
Siempre que pienso en esto, pienso en el potencial al que estos grupos podrían llegar. Una agrupación de cooperativas podría manejar el mercado nacional de vinos casi a su antojo, lo cual tampoco es bueno, ya que al monopolizarlo se podrían llevar los precios a extremos imposibles, simplemente por presión y desabastecimiento de los mercados, más que por causas reales de mercado.
Pero vayamos al otro lado, al del industrial, embotellador de vinos y, cada vez menos, “comprador de vinos”. Muchas de estas firmas están dando pasos de gigante a la hora de unirse y también a la hora de autoabastecerse de mercancía. Así tenemos a las grandes empresas del sector industrial, que este año, por ejemplo, han adquirido uvas en cantidad similar o superior a las grandes cooperativas. De esta forma y a estas alturas, mediada ya la campaña, apenas han tenido necesidad de salir al mercado a comprar vino, exceptuando cuatro partidas sueltas, puntuales y de productos específicos.
Y no me quiero referir solamente a las grandes empresas compradoras de granel. Si nos vamos a zonas donde el movimiento de granel es pequeño o nulo, pasa lo mismo en cuanto a operaciones interempresariales se refiere. En Rioja, por ejemplo, se tiende cada día más a que las bodegas se autoabastezcan de materia prima, de uva, y a comprar cada vez menos uva y nada de vino.
Esta semana hemos visto que grandes empresas del sector han hecho movimientos, compras, uniones, con otras grandes empresas. CVNE ha adquirido el 100% de la distribuidora de vinos japoneses de calidad Mikuni Wine. González Byass sellaba una "joint venture" con la filial en España de Emperador, líder en licores de Filipinas. En 2013, el grupo de bodegas Emilio Moro-Bodegas Emilio Moro y Bodegas Cepa 21 potenciaba una nueva estructura de venta exterior, con la creación de su propia importadora en EEUU.
Se ve claramente que de una u otra forma todos están tomando posiciones en los mercados para lograr el entorno más favorable para ellos mismos. A la vuelta de unos pocos años podríamos tener un sector totalmente diferente al que tenemos ahora mismo, con nuevos problemas y nuevas formas de actuar.
Podremos tener cooperativas comercializadoras con ingentes cantidades de vino para vender, que pueden copar los mercados internacionales, la exportación, pero que, sin embargo, tengan problemas a la hora de colocar su mercancía en los mercados interiores.
Tendríamos grandes empresas comercializadoras y embotelladoras de vino, casi autosuficientes, pero con posibles problemas a la hora de adquirir mercancía, ya que estarían en manos de lo que las cooperativas les quisieran pedir.
Tendríamos grandes grupos internacionales con intereses en multitud de países, que podrían manipular cantidades ingentes de vino a nivel mundial, con las consecuencias que esto puede acarrear.
Y también tendríamos a las pequeñas bodegas, tanto del sector elaborador como del otro, embotellador y comercializador, que o se saben ganar su nicho de mercado o serán absorbidas o machacadas sin piedad por estos monstruos que se están creando.
Por eso estoy firmemente convencido de que tenemos ante nosotros un gran cambio en el sector que se viene produciendo desde hace muchos años con el boom cooperativo, y que puede cambiar las reglas y el modo de operar que tenemos en estos momentos. Y hay saber adaptarse a ello, si no queremos quedarnos por el camino.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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