Agricultura «regenerativa»
Hace unos días, uno de estos científicos agoreros, profetas del apocalipsis y radicales del calentamiento global y, cómo no, del tan manido “cambio climático”, afirmó que, probablemente, aunque dejáramos de emitir gases de efecto invernadero o, de repente, no usáramos combustibles fósiles, los daños producidos en la atmosfera ya no tienen solución. No eran reversibles, explicaba, porque los niveles de carbono ya son demasiado altos, y que la única solución estaba en el suelo y las plantas que, mediante el ciclo del carbono, eran capaces de fijar CO2 al suelo y equilibrar la atmosfera.
Fijaos que yo que soy un poco escéptico (que no negacionista) con estas cosas, pienso que a nuestro planeta Tierra, que en unos cuantos millones de años ha sido sometida a glaciaciones, calentamientos, cataclismos y hasta la caída de meteoritos, le preocupan más otras cosas de tipo cósmico. Como la inclinación de su eje que varía constantemente con la eclíptica, o el cambio de masa de Júpiter, que parece que tiene un núcleo rocoso y evoluciona a ser una estrella y amenaza con romper todo el equilibrio del sistema solar. Pero, a pesar de todo esto me pone un montón que los agricultores y, cómo no, los viticultores, además de tener la habilidad y el don natural de cultivar nuestros productos por debajo de costes, también tengamos la épica misión de salvar el planeta.
«(…)los viticultores, además de tener la habilidad y el don natural de cultivar nuestros productos por debajo de costes, también tengamos la épica misión de salvar el planeta.»
Con esta premisa intentaremos explicar esta técnica o tendencia agrícola tan novedosa como apasionante, surgida hace menos de un par de decenios llamada agricultura regenerativa.
Voy a intentar, como siempre, explicar de la forma mas básica posible los conceptos en que se basa este novedoso concepto, cuyo pionero a principios de siglo fue Alain Savory, que fue el primero en implantar estas técnicas en Sudáfrica, exportándolas después por todo el mundo, empezando por Estados Unidos, y que ahora está creciendo en el resto de países.
El primer concepto es la biodiversidad del suelo. El suelo es un ecosistema lleno de vida, está vivo y, por tanto, hay que mantenerlo vivo. Existen una gran diversidad de seres vivos en el suelo: desde los mayores, minadores, larvas, insectos, ninfas; hasta los más pequeños y más importantes, los protozoos, hongos y, sobre todo, bacterias y otros microorganismos que constituyen la microbiota del suelo, de vital importancia en todo el ciclo del carbono. Estos microbios y bacterias son capaces de retener el carbono que captan las plantas e intervenir de forma decisiva en el metabolismo de las mismas. Son capaces de mineralizar la materia orgánica para que las puedan metabolizar, pueden generar defensas frente a las enfermedades y, sobre todo, captan grandes cantidades de carbono que no van a la atmósfera.
«El suelo es un ecosistema lleno de vida, está vivo y, por tanto, hay que mantenerlo vivo.»
Otro concepto importante es que debemos utilizar la mínima intervención o laboreo, es decir, no arar la tierra, ni generar superficies áridas de terreno sin vegetación, ya que eso supone erosión y pérdida de vida en el suelo. Por supuesto, no hay utilización de herbicidas.
Esto nos lleva al siguiente principio: siempre utilizar cubierta vegetal. Es la forma de proteger a ese suelo de la erosión y a la vez generar materia nitrogenada o un muching (no recoger la hierba segada). En cuanto a la composición de esa cubierta, no hay una receta clara: desde gramíneas a tréboles, leguminosas, mostaza y un largo etcétera. Todo dependerá del sitio, el clima y, muy importante, la experiencia. Esta cubierta puede servir también de refectorio o refugio de insectos como cochinillas o crisopas, depredadores de plagas y ácaros perjudiciales para los cultivos, en especial la vid.
Así, llegamos al concepto más importante en la agricultura regenerativa, que es la gestión holística del suelo. Al final, para que el ecosistema del suelo funcione y esté vivo, este suelo debe tener materia orgánica (entre 5 y 10%), que proviene de los animales, y esta técnica propone integrar los animales en la explotación, ya sean vacas, ovejas, cabras etc. Estos se alimentan de la cubierta vegetal y abonan el terreno con sus excrementos. Los viticultores, para maximizar la contribución de los animales, han ideado unos sistemas de estabulación del ganado en el terreno, para que recorran toda la explotación y minen todo el espacio de forma regular.
«llegamos al concepto más importante en la agricultura regenerativa, que es la gestión holística del suelo.»
Fijaos nuestro avezado ministro Garzón, que criminaliza a las vacas de forma escatológica por tirarse pedos y contaminar la atmosfera, pero no alcanza a entender que las heces de estos animales se convierten en materia orgánica y contribuyen a mejorar la microbiología del suelo y, por tanto, a fijar carbono al mismo.
Esto de la importancia de los animales en el ciclo del carbono no es nuevo, y por ello su aspecto beneficioso a nivel ecológico es superior al negativo, siempre.
Una vez explicado el tema a grandes rasgos, os tengo que decir que esto de la agricultura regenerativa, que es tendencia y está creciendo exponencialmente (Bodegas Torres, por ejemplo se ha volcado muy fuerte con este proyecto), pero todavía hay que cogerlo con alfileres y nos regimos un poco por prueba-acierto, prueba-error y por tanto, me gustaría hacer alguna consideración crítica.
estas técnicas están en contra de la agricultura y ganadería extensivas. Pero no debemos olvidar desde nuestra hipocresía burguesa que más de media humanidad todavía pasa hambre.
En primer lugar, las cubiertas vegetales en los sitios de climatología extrema y donde escasea el agua son muy difíciles, prácticamente imposibles, por esto es necesario el uso de labores para eliminar hierbas: recomiendo labores mínimas, ligeras, solo para romper la costra y mantener el suelo.
Meter el ganado en el viñedo tiene su dificultad ya que tiene avidez por comerse los brotes tiernos de la viña, por tanto, la técnica de recoger el estiércol de los animales, mezclarlo con paja e iniciar su fermentación, para generar materia orgánica y luego aportarla a la explotación, me parece una buena técnica para mejorar la microbiología del suelo. De todas formas, no os extrañe en poco tiempo ver a las ovejas o a los burros correteando por las viñas.
Por último, efectivamente, estas técnicas están en contra de la agricultura y ganadería extensivas. Pero no debemos olvidar desde nuestra hipocresía burguesa que más de media humanidad todavía pasa hambre.
Bueno amigos, estas cosas nuevas me hacen reflexionar mucho. Ahora, cuando piso la tierra pienso que está viva, que debajo hay un montón de seres vivos importantísimos para nuestra vida. Y cuando veo a un agricultor con un tractor enorme, labrando profundo en una superficie sin vegetación, ya lo asocio con un delincuente medioambiental.
Así que hay que regenerar el suelo, hay que regenerar la agricultura, hay que regenerar la ganadería y, sobre todo, hay que regenerar a los seres humanos que andamos fatal, pero esto ya se hace con vino. ¡Salud!
Fotos: Luis Jiménez
Enólogo
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