A mal año, buen enólogo
Cena de final de vendimia. Vendimiadores, personal de la mesa de selección, personal de bodega, administrativos, gerentes. Todos reunidos para marcar el fin de una recolecta, pero el inicio de un largo trabajo de elaboración, y de posterior venta.
Allí todos reunidos empezamos a charlar. Una botella de un buen vino dio el pistoletazo de salida de una profunda conversación acerca de vinos malos. Todo comenzó porque el vino que bebía con mis compañeros enólogos estaba buenísimo. Se trataba de un vino de Burdeos. Pero con la particularidad de que ese vino era la gama baja de la bodega en donde se elabora. Y el motivo de porque estaba tan bueno y redondo, fue la añada. Este vino en particular se elaboró en 2005 en una apelación de Burdeos. Precisamente fue un año excepcional en todas las apelaciones bordelesas.
Con unos conocimientos básicos en enología, se aprende enseguida que clima y suelo son factores fundamentales. El suelo no lo puedes cambiar fácilmente, el clima sí que varía cada año.
Y sí, dependiendo del año te puedes encontrar sobre un mismo suelo, dos vinos totalmente distintos. En un año bueno, todo es bueno. Pero en un año malo, somos nosotros los enólogos donde realmente competimos. Año malo y vino bueno es sinónimo de que el director técnico ha esquivado las adversidades en campo y sabido plantear una buena táctica de elaboración.
Volviendo a la cena, este vino del que hablo, siendo económico nos creó adicción al momento. Se vaciaron varias botellas alrededor de muchas risas. Muchas.
Responderé en 2018.
Arturo Blasco
Enólogo.
|
Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email