El Primero de Fariña, 30 años de atractivo frutal
Treinta años después de que Manuel Fariña, padre, decidiera sacar al mercado un vino joven, tipo Beaujolais Nouveau, elaborado con tinta de Toro (tempranillo), llamado el Primero de Fariña, su aparición en el mercado a principios de noviembre continúa siendo una buena y feliz noticia, ya que este vino de maceración carbónica supera en calidad y presentación a sus hermanos galos hechos con la variedad gamay.
El Primero de Fariña apareció por vez primera en 1995 a petición de un cliente holandés de la bodega. También de los Países Bajos es el pintor que realizó la primera etiqueta. Tras varios años de encargo, el Primero decidió convocar un concurso público anual de pintura para decidir cuál va a ser el diseño con el que va a contar el vino cada año.
La artista zamorana Cristina Aliste Miguel ha sido la ganadora con su obra Alquimia, “una oda al proceso de elaboración del vino, que representa, a vista de pájaro, los campos de viñedos, el azul del agua, los surcos que se trazan en la tierra y el metal de las herramientas de trabajo, transmitiendo la pasión y el trabajo artesanal que hay detrás de la elaboración de un buen vino”, según palabras de la autora.
Este año, lo han celebrado durante el tercer jueves de noviembre, día 21, con el descorche simultáneo en más de 1.600 establecimientos de hostelería (bares, vinotecas y restaurantes).
El Primero de Fariña es una explosión de frutos rojos del bosque (arándanos, fresitas silvestres, grosellas rojas…) y de flores (violetas), con un ligerísimo toque láctico de mousse de fresa. En boca se presenta frutado, con tanino vivo y sobre todo muy fresco gracias a su maravillosa acidez.
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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