La FEV pide ‘estabilidad y visión a largo plazo’, ante la reducción de producción a nivel mundial, pero con excepcional calidad
La FEV hace un llamamiento al equilibrio y la prudencia, tras conocer las primeras estimaciones de cosecha, en las que se refleja una reducción de más del 8% a nivel mundial, y de casi un 15% a nivel de la Unión Europea, aunque similar con respecto a la media de los últimos años.
Según los datos ofrecidos por el Grupo de Diálogo Civil "Vino de la Comisión Europea, el descenso ha afectado a los principales países productores, con retrocesos del 21% en Italia o del 18% en Francia. Para España, esos mismos datos oficiales cifran la disminución en un 17% en relación al año pasado, aunque todo apunta a un mayor descenso con una previsión de 36 millones de hectólitros de vino y mosto, igualmente inferior a la media de los últimos 5 años. Datos similares se ofrecen desde otros países productores no europeos.
Aún falta conocer los datos definitivos, pero todo apunta a que será una cosecha muy reducida respecto al año anterior. Una situación derivada de los efectos causados por una sequía prolongada en el tiempo, que se vieron agravados por las heladas de finales de abril en las zonas del tercio norte peninsular. Pese a todo, la calidad y condiciones sanitarias de la uva parece ser excepcional en la mayoría de regiones vitivinícolas, según las declaraciones de las diferentes denominaciones. A estas cantidades, habría que sumar los casi 32 millones de hectólitros que a fecha de julio había en España, según los últimos datos del INFOVI.
Esta coyuntura de relativa escasez, se ha traducido en un aumento generalizado de los precios de abastecimiento en origen. Desde la FEV entienden que se reflejará en las operaciones y la oferta de producto terminado de la cosecha 2017 durante los próximos años, en un comportamiento coherente con la situación. Pero hacen “un llamamiento a evitar sobresaltos bruscos que pueda poner en peligro la rentabilidad del negocio en el medio y largo plazo”, que, según exponen es a la que se debería enfocar el sector.
Desde la FEV defienden que “el objetivo del conjunto de los operadores incluidos en la cadena de valor del vino debe ser un incremento progresivo del valor del producto, tanto en el mercado nacional como en el internacional”. Un crecimiento que, señalan, “debe ser sostenido en el tiempo, equilibrado y basado en la mejora de la imagen y la calidad del producto y no debería vincularse a cuestiones coyunturales de escasez o abundancia”.
Fuente: FEV
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