Investigadores de la UPV localizan e identifican 80 variedades de uva al borde de la desaparición
Investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), en el marco de diferentes proyectos dirigidos por la catedrática de la UPV Carmina Gisbert, han localizado e identificado con marcadores moleculares más de 80 variedades, gran parte presentes en la Comunidad Valenciana antes de la llegada de la filoxera.
10 variedades añadidas al catálogo internacional VIVC
“La caracterización a diferentes niveles de estas variedades contribuirá a su recuperación”, afirma Gisbert, quien destaca en la comunidad científica por su labor de recuperación del patrimonio vitivinícola de la Comunidad Valenciana.
Tras localizar e identificar 80 variedades con marcadores moleculares, los investigadores comprobaron que 10 de ellas no estaban en el registro nacional y no se encontraban en el catálogo internacional -The VitisInternational Variety Catalogue (VIVC)-. Gracias a la publicación de sus trabajos, esa decena de variedades antiguas localizadas en la Comunidad Valenciana han podido incorporarse al catálogo. Además, explica la catedrática, “hemos aportado a esta base de datos internacional información de 32 clorotipos y se han encontrado nuevas sinonimias y relaciones de parentesco desconocidas hasta la fecha”.
Arcos, cor d’angel, esclafagerres, montalbana, morsí…
Esta labor de investigación se ha realizado en viñas viejas de campos de cultivo, algunos abandonados, y se han localizado variedades como arcos, cor d’angel, esclafagerres, montalbana, morsí, raïm del clotet o trepadell, entre otras. Y ahora se está realizando la caracterización ampelográfica y agronómica de estas variedades.
Aparte, “se han localizado otras variedades antiguas poco comunes como la ferrandella o el mondragón, además de un número considerable de variedades de otros orígenes que evidencian el intercambio entre regiones y países, contribuyendo a dar a conocer la historia de las zonas prospectadas”, explica Gilbert.
Una actividad investigadora que fomenta la conservación de estas variedades, aporta información histórica y puede adelantar pistas sobre el futuro enológico, así como nuevas posibilidades comerciales para el mercado de vinos, como ya se está dando en otras zonas, gracias al estudio y preocupación por las variedades autóctonas.
Redacción La Gaceta del Vino
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