Ya vienen los Reyes Magos

Los Reyes Magos llegarán en breve y no sólo al portal de Belén, que también, sino a nuestras casas. Niños y mayores reunidos alrededor de una cena, que dará paso a la espera de recibir los regalos.

Salones llenos de paquetes, que esbozan una sonrisa entre niños y grandes.

¡Qué bonito es cuando alguien piensa en ti para elegir tu regalo de Reyes!, ¿o no?

Desde hace tiempo, y con la simple intención de ser prácticos, según iban creciendo los peques de la casa, empezó el temido «amigo invisible». Una versión «subzeta» de los Reyes Majos (nombre actualizado de los Magos), aunque en algunos casos no lo son tanto.

Tengo que reconocer que en mi casa se practicaba el amigo invisible, pero buscando los regalos, eso sí, con doble sentido, vamos con lo llamado un poco de «mala leche» de toda la vida. Teníamos un precio tope (éramos más de Papá Noel); y la intención final era esbozar una sonrisa, y que no se pudiese encasquetar al año siguiente. En algunos casos en lugar de regalos eran penitencias.

Parece que no, pero son grandes recuerdos. Siempre se entregaban después de una buena cena con buenos vinos. Como ejemplos, comentar un libro que le cayó a mi padre, que había cogido peso, y se titulaba «Adelgaza con la mente», eso sí regado con una botella de Pago de Carraovejas, que consiguió que se tragase mejor. Otro que me cayó a mí fue la colección completa de cromos de Casper, una indirecta o directa, a que yo era bastante fantasma. Tengo que reconocer que era divertido, más aún después de beber unas cuantas copas de cava.

Hace poco, Pedro Carreño escribió sobre los (amigos) invisibles, me permito cambiar los paréntesis de sitio; os invito a leerlo. Las respuestas a su artículo fueron estupendas, ya que todos hemos recibido algún regalo envenenado: ese jarrón de la dinastía Ming del chino del barrio, que en un uso positivo puedes utilizar para hacer sangría el verano siguiente; la copa de vino con estados de ánimo ¿Qué tal tu día?, que mejoraría con una buena botella de vino en el mismo «kit experience»; y otros muchos que podríamos enumerar. No doy más ideas, que luego hay gente que las copia y no quiero responsabilidades.

Lo que sí me gustaría recordar es que estas fechas son para celebrarlas con los seres queridos, y para brindar con ellos. No quiero ponerme sensiblera, pero un buen «chin chin», mientras abres los regalos siempre nos va hacer esbozar una sonrisa.

Y si lo vuestro son los Reyes Magos de los de verdad (Melchor, Gaspar y Baltasar), dejadles un buen vino y un trozo de roscón también del bueno (no seáis cutres), que seguro que os traen buenos regalos.

Un brindis por vosotros, por el nuevo año y por los Reyes, porque todo con vino se celebra mejor.

María Giménez

Directora de La Gaceta del Vino