La presión a la baja de los mercados ¿Quién tiene la culpa?
Hay que analizar si hay culpables, porque en ocasiones se culpa a unos y otros. En el caso de la tensión y presión a la baja de los mercados, gran culpa la tiene la gran distribución que obliga a dar precios a la baja a los industriales.
Es difícil hacer un artículo en el que se pueda culpar a unos y a otros por una bajada de los mercados, cuando en realidad creo que todos tienen -o tenemos- parte de culpa, ninguno la tiene totalmente porque más bien se trata de un cúmulo de circunstancias que hacen que el vino baje o suba.
No cabe duda de que la producción es parte fundamental a la hora de producir alzas o bajas; y esto depende tanto de la climatología, como del viticultor. Pero en este punto la globalización de los mercados también influye: en la actualidad el mercado de vinos no es de una nación en concreto, es del mundo entero y depende de numerosas circunstancias.
El que la parte compradora o vendedora tome posturas de fuerza, al no comprar o vender, influye, quizá menos en el cómputo global de una campaña ya que tarde o temprano se tiene que comprar y que vender, pero no cabe duda de que las posturas de fuerza influyen, aunque sea, a corto y medio plazo, no tanto en el largo.
Pero en este artículo me quiero centrar en uno de los grandes puntos que influyen: las grandes superficies, y en las centrales de compras, que presionan hasta límites insospechados a la hora de que no se suban los precios de los productos terminados y embotellados, y que luego rápidamente reclaman bajas cuando el vino va a la baja, repercutiendo siempre al consumidor cualquier alza, y no haciéndolo tan deprisa con las bajas.
Son culpables de muchos quebrantos económicos por parte de los industriales del vino, si el año pasado el vino subió un 60%, no permitían subidas más allá de un 10% -cuando las permitían. Lo peor era que si uno no aceptaba esas condiciones, siempre había alguien que sí lo hacía, en la falsa creencia de hacer clientes, sin saber que para la inmensa mayoría de estas industrias el cliente, prácticamente, no existe y el mejor postor es quien, cada año, se lleva el gato al agua.
Y quiero hacer este artículo en este momento, que es cuando se suelen pasar, de diciembre a febrero, las plantillas para el año con precios a estas grandes superficies. Sé positivamente que poco se puede hacer, que la postura de fuerza solo sirve para salir del lineal de la tienda, hueco que rápidamente ocupa otro. No obstante, quiero significar la gran responsabilidad que estas empresas tienen sobre los precios de los vinos y la marcha de los mercados.
Nunca he pretendido movilizar a la fuerza, no es la manera, pero hemos visto cientos de veces a los sindicatos y consumidores franceses, por ejemplo, destrozar estanterías de los supermercados donde hay vinos españoles; no digamos los camiones vaciados de vino. Sin llegar a esos casos de violencia, sí que creo necesario elevar, por parte de estos estamentos y asociaciones, la queja para no permitir precios tan bajos de nuestros vinos, reclamando el espacio que se merecen en las estanterías de esas grandes superficies, casi todas de capital extranjero, salvo excepciones. Y en estas fiestas navideñas, sin duda, adquirir nuestros vinos.
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