‘El papel de las administraciones en el vino es decisivo. Invierten, pero otra cosa distinta es cómo lo hacen’
Cristina Alcalá es uno de los nombres fundamentales del vino en España. Cata, escribe y habla de vinos desde hace más de veinte años, siempre con pasión y sencillez. Tras su reciente paso por la gerencia del Consejo Regulador de la D.O. Ribeiro, conoce de primera mano las necesidades y retos a los que se enfrenta el sector y el papel que deben jugar en su desarrollo las diferentes administraciones y organismos.
Esta socióloga atrapada por el vino recibió el Premio Mirador del Vino 2015 a la mejor trayectoria profesional. Consultora en marketing, promoción, comunicación y posicionamiento de marca, ha dirigido medios de comunicación especializados (5 Senses Wine y Vinum-MiVino) y ha puesto voz al vino en Radio Nacional de España. Colaboradora en El País y en otros medios como 7 Caníbales y varias revistas internacionales, conoce como pocas personas la necesidad de comunicar bien el vino, de hacerlo llegar al consumidor de forma sencilla, de enseñar a valorarlo.
Cristina es, además, una de las principales portavoces y representantes de nuestro vino más allá de nuestras fronteras. Jurado de cata profesional en concursos como Decanter, Concours Mondial de Bruxelles o Grenaches du Monde, no duda en defender nuestro vino y sus bondades en cualquier escenario. Pero quien ama conoce también los defectos de lo amado, y ella es una de las voces más autorizadas para desentrañarlos y, en la medida de lo posible, ofrecer respuestas a algunos de ellos.
“Como social que es, el vino tiene una importante influencia política y económica en su devenir histórico” Cristina Alcalá
Vamos a hablar de vino, de modo que podemos empezar por ahí… ¿hay algún vino que te haya sorprendido últimamente?
Hace poco probé un vino de la variedad Tinta Femia de la zona de Cangas do Morrazo (Pontevedra) elaborado por Rodrigo Méndez. Profundo, afilado, auténtico, sin máscaras. Estoy esperando a que lo embotelle ¡para comprarme unas cajas!
¿Cómo te gusta el vino, qué le pides?
Las caras del vino son múltiples, eso es algo maravilloso que hace único al vino frente a otras bebidas. El vino me gusta de muchas maneras dependiendo del momento pero los que nunca olvido son los que me transmiten sorpresa y emoción, armonía y equilibrio con personalidad.
¿Qué te sedujo de él para dedicarle tu vida profesional?
Más que seducirme me atrapó. La verdad es que nunca hubiese imaginado dedicarme al mundo del vino, pero cuando empecé a conocer lo que había más allá de una botella y una copa, no pude parar. Fue un cruce de caminos entre mi curiosidad y deseo por conocer a fondo la bebida más seductora que existe, con las grandes historias que hay detrás del vino. El factor cultural y el elemento social sigue siendo para mí lo más atractivo. No hay vida que dure lo suficiente como para conocer a fondo el mundo del vino.
¿Hay una sociología del vino?
Sin duda. El vino no lo concibo si no es vinculado a la tierra, a las personas, a una manera de entender la vida, a la pasión, el esfuerzo, la cultura local, la historia y raíces de los pueblos. El vino es social, local y universal a la vez. El vino es un lenguaje en sí mismo. Se podría trazar una sociología del vino paralela a otras como la cocina o el gusto. Y como social que es, también tiene una importante influencia política y económica en su devenir histórico.
A pesar de iniciativas y esfuerzos de todo tipo no parece que acabe de captarse al consumidor joven, ¿tienes el secreto mejor guardado?
¡Ya me gustaría tenerlo! Aun así, creo más en las ideas que en los secretos y me temo que aún queda mucho por hacer. En España el sector del vino aún es bastante tradicional en el sentido de que la palabra innovación, riesgo, creatividad no está arraigado en la mentalidad de la mayoría de los empresarios, bodegueros o gestores. Por mi experiencia, creo que el consumidor joven es más perceptivo de que lo parece, el secreto está en el lenguaje y en el medio, en la perseverancia y la coherencia.
¿Es tan complicado el vino, no crees que a veces se intimida al consumidor?
¿Son las matemáticas o la filosofía complicadas? ¿Nos intimida el lenguaje informático o médico? Depende de quién te lo explique. Creo en la liturgia del vino al igual que creo en la didáctica del vino. Son polos complementarios que cuando consigues que converjan es maravilloso. En general, a la gente le encanta lo que rodea al mundo del vino, su lenguaje técnico aunque lo vea complejo, el protocolo, las armonías… y a la vez también le gusta disfrutar del vino de manera sencilla, sin tecnicismos. El vino es seducción de lo desconocido y tiene una magia especial, eso no intimida sino que engancha. Por eso cada vez más las personas quieren saber de vinos y la responsabilidad de los profesionales es no intimidar sino hacer disfrutar.
“El vino es seducción de lo desconocido y tiene una magia especial, eso no intimida sino que engancha”, Cristina Alcalá
¿Se comunica bien el vino? ¿Por dónde deben ir marketing y comunicación?
Salvo casos concretos creo que no se comunica bien. Y no solo eso, en general ni se comunica. Las bodegas invierten en enología y viticultura y en este sentido se ha avanzado mucho en las últimas décadas, pero no pasa lo mismo en comunicación y eso es un grave error. Tanto en marketing como en comunicación no existen reglas precisas ni generales, primero hay que saber qué objetivos quieres conseguir, de qué medios dispones y cómo quieres posicionarte. A partir de ahí las estrategias son muy variadas.
Parece un lugar común hoy en día decir que se hacen mejores vinos que nunca antes en España, pero ¿sabemos venderlos?
Algunas bodegas españolas sí saben vender pero no representan a la mayoría. Muchas veces se vende por inercia sin un plan preconcebido y eso genera riesgos a medio-largo plazo. Además, las ventas, como parte del marketing, también van ligadas a la comunicación y ahí España es más débil.
¿Existe un proyecto “nacional” para el vino?
Debería haberlo y hacerse con rigor y profesionalidad. Recuerdo que hace unos años hubo un plan nacional de comunicación con un elevado presupuesto, la mayoría de la UE, pero creo que fue poco efectivo por su planteamiento y los resultados no fueron los esperados.
¿Qué papel pueden jugar las Administraciones en todo esto?
Un papel decisivo porque este tipo de planes requiere mucho dinero. Las administraciones invierten pero otra cosa bien distinta es cómo lo hacen, los intereses particulares y la influencia de los grupos de presión.
¿Están actuando correctamente?
Algunos mejor que otros. Por ejemplo, las administraciones están apoyando bastante la exportación pero creo que la clave del éxito está en la estrategia a seguir, en cómo se gestionan los recursos y en una apuesta sincera por el futuro.
¿Y las Denominaciones de Origen?
En gran medida dependen de la administración correspondiente y ahí entran en juego los intereses políticos. Creo que a las denominaciones de origen les falta profesionalizarse, por supuesto que no todas, pero muchas responden a intereses que van más allá de las necesidades reales del sector y eso genera un desajuste importante. El criterio técnico-profesional es el que debería prevalecer pero no siempre es así. Principalmente, un consejo regulador tiene dos funciones básicas, debe velar por la calidad de los vinos y su garantía de origen, y por promocionar las bodegas y la marca genérica con una visión estratégica a largo plazo. Ahí reside la diferencia entre unas y otras denominaciones. Los consejos son complejos y más cuando el interés individual predomina sobre el general.
"Creo que a las denominaciones de origen les falta profesionalizarse, por supuesto que no todas, pero muchas responden a intereses que van más allá de las necesidades reales del sector y eso genera un desajuste importante. El criterio técnico-profesional es el que debería prevalecer pero no siempre es así" Cristina Alcalá
Hace dos años entraste de lleno en uno de éstos organismos (DO Ribeiro), ¿qué te llevó a tomar la decisión?
Decidí volver a Galicia después de vivir en Madrid durante 28 años y tras mi paso por California. Justamente ese año se inició un proceso de selección externo para el puesto de gerente en CRDO Ribeiro, así que me presenté. Después de tres meses fui seleccionada como una de los candidatos y el pleno decidió que fuese la nueva gerente. Me pareció que era un puesto que me iba a aportar una visión desde dentro de cómo funcionaban, una nueva perspectiva del sector del vino, además de poder poner mi experiencia y conocimiento a disposición de una comarca histórica y tan interesante como Ribeiro. Entré muy ilusionada por trabajar en Galicia y en Ribeiro, fue un nuevo reto profesional y personal.
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de esta experiencia?
Lo mejor ha sido el reconocimiento público y de los profesionales por la labor hecha durante los dos años que estuve. Cuando entré tuve como presidente a Felicísimo Pereira; entre los dos conseguimos reconducir la grave situación en la que se encontraba Ribeiro e hicimos una labor de promoción con la que obtuvimos varios premios. También me quedo con algunos buenos profesionales con los que colaboré, así como con bodegas y enólogos interesantes de los que he aprendido mucho a entender la idiosincrasia de la zona. ¿Lo peor? Los últimos seis meses. Soy profesional del vino y no de la política, y eso muchas veces incomoda. Decepciona vivir cómo el interés personal, el abuso de autoridad y la mediocridad se apodera de una institución porque al final quien paga todo eso son las bodegas.
¿Y respecto a la mujer? ¿Quedan muchas brechas por cerrar en el mundo del vino?
Hace 20 años la brecha era muchísimo más evidente que ahora, pero aún quedan muchas por cerrar. Aun así, la mujer, y no solo en el mundo del vino, tiene que demostrar continuamente su profesionalidad. Llegar a puestos de dirección es aún muy complicado. Podría contar decenas de anécdotas al respecto, y algunas de ellas que me han pasado recientemente. Sigo siendo optimista como cuando empecé y creo que cada vez habrá mejores mujeres profesionales que se dediquen al mundo del vino. Además, siempre las hubo.
Para ir terminando, llevas años en Galicia, ¿Galicia tiene un sabor especial?
Un sabor, un gusto, un olfato y una vista muy especiales. Llevo tres años en Galicia y espero seguir por mucho tiempo. Viajo mucho, es algo primordial, pero me gusta vivir aquí. La óptica del vino desde aquí es algo diferente, hay muchos campos por desarrollar porque el potencial del vino gallego es ya una realidad.
El vino gallego crece en su apreciación internacional y entre el consumidor español ¿Qué se está haciendo en Galicia que no se haga en otros sitios? ¿Puede ser un ejemplo a seguir?
Siempre he pensado que los mejores vinos blancos de España se elaboran en Galicia, y algunos de los tintos más genuinos también. Galicia es un mosaico de la diversidad vitivinícola que aún tiene que mostrarse en todo su esplendor. La riqueza varietal, paisajística y cultural son maravillosas. Coincide además con un cambio de paradigma en el estilo de vinos demandados que responden a un perfil que se da de manera natural en Galicia, vinos atlánticos, frescos, personales, afilados y elegantes a la vez, y que además responden a un patrimonio de uvas autóctonas. Por otra parte, algunas bodegas están haciendo muy bien su trabajo, hay bodegueros emprendedores y enólogos que arriesgan y apuestan por la riqueza varietal y la recuperación de la viticultura.
Óscar Varela
Periodista, viticultor y productor de vino.
Consultor en comercio exterior.
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