¿Y de la sequía qué?
La sequía está en la mente de todo el mundo, y en todas las conversaciones que a diario se tienen en el sector del vino, pero aún no se ha pensado realmente en cuáles pueden ser las consecuencias, o quizá sí , y por eso, mejor, ni mentarlo…
Estamos finalizando noviembre y no ha llovido nada o casi nada en las zonas más productoras de vinos de España. Hay que tener en cuenta que en un año normal el 60% del agua que llueve a lo largo del año lo hace entre los meses de octubre y diciembre. Sin embargo, ya hemos pasado la mitad de este periodo y seguimos en las mismas.
El viñedo ha pasado a su estado invernal sin que le haya llovido casi nada. Recuerden el célebre dicho: “el mejor riego es el que va tras los vendimiadores”. Pues este año, ni tras ni antes; no ha habido nada de agua, en el momento en el que la viña se está preparando para la siguiente brotación.
Por otro lado, tenemos la “suerte”, si así lo podemos llamar, de que a la viña siempre le viene bien el agua y siempre la aprovecha, aunque sea más adelante, por lo que un hipotético invierno o primavera de lluvias, paliaría el problema de la sequía radicalmente, al menos en la viña. No me meto en el resto de cultivos, o en las repercusiones de la sequía en el consumo humano, muy preocupantes también, pero no es el tema que nos ocupa.
Así las cosas, y pese a que la situación de sequía puede variar, me atrevo a descartar que el año que viene tengamos una cosecha abundante. Miren, la viña se ha quedado muy afectada por la sequía, hasta la de regadío tiene unos pulgares delgados, no los tiene como los de otros años. No digamos el secano, con sarmientos de medidas ridículas tanto de largos como de diámetro. Es muy difícil, por no decir imposible, que de ahí salga una gran cosecha. No sería poco que tuviéramos una cosecha normal o casi normal y que la viña se recuperara; sería un logro importante. Y ojalá me equivoque, pero, como vulgarmente se dice: “No me gusta cómo caza la perra”.
Mirando, analizando todo esto, cualquiera sería temeroso y el pronóstico sería claro, al tener una cosecha escasa: una importante subida de precios. La próxima, en el mejor de los casos, normalita y si continua la sequía, seguramente peor, un verdadero desastre.
Sin embargo, hay que abrir la mirada y contextualizar el problema a nivel global. Si en otros países productores tuvieran cosechas buenas, se minimizaría enormemente el problema español y habría que tener mucho cuidado ya que podría no suceder esa subida esperada por la mala cosecha de España.
Este año la mala cosecha ha sido prácticamente mundial, pero si este mismo año Francia, Italia y Alemania, por ejemplo, hubieran tenido un cosechón ¿alguien apostaría que en España tendríamos los precios que teneos? Seguro que no, sería un problema serio, pero a nivel interno, no globalizado.
Por tanto, y a pesar de que las cosas se pueden poner muy negras, hay que estar atentos a otros parámetros internacionales e ir con mucho cuidado, tener en cuenta que los precios del vino están muy altos (muy por encima de los parámetros normales) y que tarde o temprano bajarán.
Moderación y atención para estudiar cuándo se producirá la bajada para que nos pille prevenidos.
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