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Ausencia de impactos por el Brexit en las importaciones de vino en Reino Unido, según el OEMV

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Según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), por el momento no se aprecia que el Brexit “haya tenido un impacto excesivamente negativo en las importaciones de vino en Reino Unido”. Así explica los diferentes efectos que podrían desarrollarse:

En la información comunicada en julio por el OeMv, se distinguían cuatro tipos de efectos posibles que permiten ordenar el análisis:

  • 1. Efectos monetarios derivados de la evolución del tipo de cambio de la libra esterlina
  • 2. Efectos comerciales
  • 3. Efectos económicos y fiscales
  • 4. Y efecto sobre las ayudas OCM

De forma más general, pudieran también deducirse efectos sobre la política global de la UE y su papel en las negociaciones multilaterales sin el Reino Unido.

 

Efectos monetarios

Los efectos monetarios son los que, previsiblemente, resultarían más inmediatos y así se ha confirmado. El Brexit ha generado una fuerte incertidumbre respecto del futuro que ha provocado una depreciación de la libra esterlina, encareciendo los productos extranjeros para el consumidor británico. Y eso perjudica las exportaciones e incluso, en casos puntuales, puede paralizar alguna operación. Pero desde el OEMV, hacen tres matizaciones a este principio general:

  • a) La depreciación podía tener un efecto a corto plazo generada por esa incertidumbre que se consolidaría o no en función de cómo evolucionen las negociaciones y, también de cómo evolucionen las perspectivas de la propia economía británica, además de los efectos que puedan generar las diferentes políticas monetarias. El gráfico siguiente muestra, en efecto, que hubo una primera depreciación muy fuerte de la libra, tanto res‐ pecto del euro como del dólar norteamericano, con mayor estabilidad o incluso una cierta recuperación desde octubre. Cómo evolucione en el futuro es siempre una incógnita aunque los presagios no son nada buenos.
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  • b)  La depreciación de la moneda, en todo caso, encarece los productos extranjeros para los británicos, pero ello no implica necesariamente que dejen ni de consumirlos ni de comprarlos. En general, una depreciación favorece el consumo de bienes sustitutivos nacionales pero, cuando estos no existen, como es el caso del vino, que apenas se produce localmente, depreciación no necesariamente implica menores importaciones (como sí pudiera ser el caso en EEUU). 

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  • c) Tal depreciación, que sin duda se daría a corto plazo y puede mantenerse en el medio y largo plazo en función de muchas otras variables, puede ser mayor de la libra respecto del dólar estadounidense que respecto del euro, puesto que el Brexit también genera incertidumbre con respecto al futuro de la UE. De hecho, desde octubre del pasado año la libra parece recuperarse respecto del euro y no así respecto del dólar. Y si esta evolución relativa se mantuviera – animada incluso por una política monetaria más expansiva de los EEUU como la que se espera para 2017 – el encarecimiento relativo de los vinos euro‐ peos sería menor que el que se generaría en los vinos norteamericanos, chilenos, o argentinos; es decir, los vinos exportados en euros tendríamos incluso una relativa ventaja competitiva, dentro de una situación generalizadamente mala.

En definitiva, la depreciación de la libra es negativa para las ventas de vinos españoles, europeos y mundiales al Reino Unido pero también pudiera ser una oportunidad dentro de un clima generalizado de incertidumbre.

 

Efectos comerciales

La negociación del Brexit, explican desde el OEMV, será dura, larga y complicada, con momentos incluso de gran tensión. Aparte de los temas presupuestarios – de quién debe a quién y cuánto – y de la complicadísima ruptura del acervo comunitario aplicado durante años en Reino Unido, la clave está en cómo queden las relaciones comerciales entre UK y la UE y si puede desarrollarse en paralelo o no un acuerdo de libre comercio (espacio único europeo, tratamiento como Noruega o similar) mientras se negocia la ruptura. Todo ello son incógnitas propias del período negociador. Pero lo que históricamente se sabe es (i) que Reino Unido es tradicionalmente un mercado librecambista, (ii) porque tiene necesidad de abastecerse de gran cantidad de productos desde fuera de sus fronteras y (iii) que su baza negociadora – más o menos fuerte – será si ese necesario librecambio lo propicia más con EEUU o los países de la Commonwealth o con sus ex socios europeos. En todo caso, no parece previsible que Reino Unido decida imponer trabas comerciales a la importación de productos que, como el vino, no genera localmente. Ni lo ha hecho históricamente ni parece que pueda interesarle en el futuro, aunque el argumento pueda utilizarse tácticamente en las negociaciones.

 

Efectos económicos y fiscales

Lo que sí puede ocurrir, advierten desde el OEMV, y tiene muchas probabilidades, es que la economía británica se deteriore durante unos años como efecto del Brexit. Y ello puede implicar (i) un menor consumo derivado de un cierto empobrecimiento, que sí puede afectar al vino como a muchos otros productos, pero que daría más oportunidades a los vinos más económicos hacia los que previsiblemente se derive una parte del consumo, y (ii) una tentación administrativa para compensar ese relativo empobrecimiento con mayores impuestos, con lo que implica de tentación para elevar los de productos con contenido alcohólico. Ya hubo a raíz del referéndum algunos comentarios al respecto y pueden convertirse en realidad en el futuro, por lo que los sectores deberán estar muy atentos.

 

Efecto sobre las ayudas OCM

Finalmente, preocupa en gran parte del sector que la salida del Reino Unido de la UE suponga una menor contribución y, por lo tanto, afecte al importe de las ayudas de la PAC pero, en el lado positivo, la nota del pasado mes de julio ya apuntaba que la conversión de Reino Unido en un “país tercero”, fuera de la UE, también tendría la extraordinaria ventaja de hacerlo susceptible de aplicación de las ayudas a la promoción en países terceros; y no es desdeñable el efecto positivo que tendría sobre las bodegas españolas la posibilidad de recibir hasta el 50% de ayudas sobre los costes de promoción en un mercado tan importan te para nuestros vinos como es el británico.

El Brexit implica, por lo tanto, fuerte incertidumbre, cuyos efectos más claros sobre el vino español pueden derivarse de la depreciación de la libra, posibles pero poco previsibles trabas comerciales, riesgo de caída del consumo y posibles subidas fiscales; pero también puede ser una oportunidad para los vinos españoles por mejor posición relativa con respecto a los del área dólar y mayor competitividad, además de por el posible uso futuro de ayudas UE a la promoción.

Lo que por el momento puede comprobarse es que el efecto combinado de todos estos factores, aunque negativo, no parece que sea alarmante.

Al analizar la evolución mensual de las importaciones, comparando las últimas cinco campañas (desde agosto de un año a julio del siguiente), se comprueba que las compras británicas son tradicionalmente elevadas en el mes de noviembre y el del pasado año ha sido un noviembre peor que los de los cuatro años anteriores; pero no fue tanta la diferencia en los meses ni anteriores ni posteriores. De hecho, los seis meses transcurridos entre agosto del 2016 y enero del 2017 suponen un total de 1.968 millones de euros en importación de vinos en Reino Unido, que es cifra inferior a los casi 2.200 del año anterior, pero superior a la de 2013. De forma similar o incluso más positiva, los 732 millones de litros importados por UK entre agosto del 2016 y enero del 2017 suponen una cantidad muy parecida a los 737 millones del año anterior y superior a las de los años 2012, 2013 y 2014. Mes a mes, en volumen, las importaciones del mes de noviembre fueron ligeramente inferiores a las de noviembres anteriores, pero no ocurrió así con las de agosto, septiembre o diciembre.

Por tanto, concluye el OEMV, no parece, por el momento, que el Brexit haya tenido un impacto excesivamente negativo en las importaciones de vino en Reino Unido.

Fuente: OeMv

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