Rebaja obligada en los precios del orujo

Este año los orujos van a ver rebajado su precio por varias razones, asunto que es bueno conocer lo antes posible, ya que ello repercutirá en el coste de elaboración, aunque no de una manera decisiva. No obstante, algo se verá influenciado. Eso sí, motivos hay y conviene explicarlos.
España, lo he dicho en numerosas ocasiones, es la niña mimada por parte de las alcoholeras, si comparamos nuestro país con lo que sucede en el mundo en el sector de los subproductos.
Hasta este momento, el precio ha podido mantenerse elevado, debido principalmente a dos circunstancias: la primera, las ayudas europeas que llegan desde Bruselas a través de la Consejería de Agricultura, y la segunda, el precio que hasta ahora tenía la semilla de la uva, la principal defensa de los subproductos para hacer rentable el negocio de las destilerías. Esto, por desgracia, ha cambiado y el precio de las semillas se ha hundido hasta niveles inesperados, debido a los excedentes de aceite de semilla de uva y a que el biocombustible también se retraído como consecuencia de la bajada mundial de los precios del petróleo, que ya no hacen tan interesante su consumo.
Esta situación podemos entenderla mejor si observamos lo que ocurre en países terceros donde no hay ayuda al orujo, como es el caso de Argentina, Chile, Australia o Sudáfrica por poner algunos ejemplos. Sencillamente, las destilerías no pagan nada por los subproductos y son meros gestores de residuos, sin aporte económico ninguno a las bodegas.
Hay países donde sí tienen ayuda como es el caso de Francia, que tampoco paga nada por los residuos, con excepción del transporte de bodega a destilería. De esta manera, las alcoholeras españolas se van a ver obligadas a rebajar el precio de la compra de orujos en prácticamente un 50% y, como dicen ellas, haciendo un gran esfuerzo, ya que la granilla, en lugar de poderse vender para aceite, que era la defensa que se tenía en las entregas de orujo, deberá destinarse únicamente a biomasa, cuyo precio también ha bajado, o a compostaje, con el consiguiente perjuicio económico.
Las alcoholeras españolas, que no atraviesan su mejor momento, demuestran un alto grado de implicación y compromiso con el sector del vino, en la recogida y reciclaje de estos residuos. A pesar de estar pasando por dificultades desde que las entregas obligatorias se eliminaron, siempre han estado a favor del sector. Y mientras en muchos otros países, sus homólogas han decidido no pagar nada por los subproductos, las españolas, aun teniendo que rebajarlos, siguen aportando esa ayuda económica que tan bien viene a las bodegas a la hora de reducir costes de elaboración. Y estoy seguro que tan pronto la coyuntura internacional cambie, los precios podrán volver a subir, en mayor o menor medida sus cotizaciones.

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