El siguiente paso: pago de vino por calidad

La semana pasada nos congratulábamos de que por fin la uva se pagara en función de su calidad. Y el paso lógico siguiente, sin lugar a dudas, es que el vino procedente de esa uva se pague igualmente por la calidad.
Esta segunda parte la veo aún más difícil que la primera pero, aún así, necesario. ¿Hasta cuándo pagar el vino a granel en función exclusivamente del grado que tenga?, ¿cuándo dejaremos el conocido precio por hectógrado para pagar el litro en función de la calidad que tenga?
Muchos de ustedes me pueden decir que ya se hace distinción, que el precio varía en función de que el vino sea, por ejemplo, varietal, y que se paga mejor un chardonnay que un airén. O un Petit Verdot mejor que un tinto multivarietal normal. Es cierto, nadie duda eso, pero, al final, en la mayoría de los casos terminamos en hectógrado. Es decir, se pagará a tres euros en lugar de a dos, sí, pero a tres euros el hectógrado.
Si una uva se paga, por calidad, más cara que otra es lógico que el vino que se produzca con esa uva tenga también un precio mayor a otro elaborado con una uva de menor calidad.
Pero lo que sucede es que, según el baremo de pago por uva, sería muy complicado ya que tendríamos que tener muchos precios para un mismo vino blanco, por ejemplo.
También auguran que el comprador, en muchas ocasiones, no querrá entrar en esa guerra ni tampoco que se pongan muchos precios diferentes. Una forma puede ser que al menos haya dos o tres precios de vino en función de unos ciertos cánones, y por ellos se rijan a la hora de poner precio a esta mercancía.
Digo al principio y opino firmemente y lo he dicho en innumerables ocasiones, que lo primero que hay que hacer es quitar lo del precio por grado y ponerlo por litro. El precio por grado era adecuado en una época en la que una gran parte de los vinos se destinaban a las alcoholeras, sitio donde sí es importante el grado que tenga el vino. Pero para embotellarlo da lo mismo. ¿O es que siempre es mejor un vino de 14 grados que un vino de 12? No tiene por qué serlo. O, como en el pago de la uva, puede ser uno de los factores a evaluar, pero no el único.
Por ejemplo, el vino tinto, no hace mucho tiempo, se pagaba en determinadas zonas en base a un precio y luego añadiendo una cantidad por cada color que tenía, es decir, un vino tinto, precio tres euros, más cinco céntimos el punto de color, así un tinto con diez puntos valdría 3 euros más cincuenta céntimos, y uno con veinte puntos costaría los mismos tres euros, más cien céntimos más. Era una manera de diferenciar los vinos por algo más que por el grado, así se pagaba por grado, pero también por el color que tenían.
De igual manera, una de las maneras de hacerlo podía ser partiendo de un precio base y luego ir añadiendo, o restando, en función de diversos parámetros de calidad.
Los más eruditos pueden decir, y no con poca razón, que el vino, una vez hecho, no se debe pagar solamente por lo que les he puesto. En el vino, de ahí su dificultad y belleza, existen otros factores difícilmente evaluables: aromas, boca, elegancia… ¿Y quién es capaz de evaluar y ponerle precio a eso?

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