Luces y sombras en los datos de España en exportación
España es claramente el mayor exportador mundial de vino del mundo en volumen, pero no en valor donde Italia y Francia dominan claramente, según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) hechos públicos la semana pasada.
Las cifras confirman el deseo expresado en diversas ocasiones por el Ministerio de Agricultura, que ya en tiempos de Josep Puxeu, como secretario general, apuntaban en esa dirección.
La parte más positiva de los datos de 2015 es que España ha sido capaz, por vez primera en su historia, de vender casi 24 millones de hectolitros, cifra necesaria si no se quieren acumular stocks, en un sector que hace poco más de una década se las veía y deseaba para colocar en el exterior 10 millones de hectolitros, cantidad a la que se llegó en 2001.
Aquellos que suelen ver el vaso medio vacío en vez de medio lleno y los que solo beben Vega Sicilia y Château Pétrus y mean colonia, dirán que los datos son negativos, máxime si los comparamos con los más de 8.000 millones de euros que ingresa Francia o los más de 5.000 millones que entran en Italia. Y es que las estadísticas pueden manipularse en uno u otro sentido según interese.
Quizás por eso, y sin apasionamiento, vamos a intentar ver las luces y las sombras que tienen estos datos y de qué forma hemos evolucionado. Las ventas de granel, importantes en un país donde el sector cooperativo acapara alrededor del 70% de la producción, es excesivamente elevado en el cómputo general al situarse en el 58,3% del total, un porcentaje solo equiparable al de Sudáfrica, pero superior al de otros países de gran tradición granelista como Australia o Chile, que generalmente superan el 45% pero con precios más elevados que nuestro país. España vendió en 2015 casi 14 millones de hectolitros en este segmento con unos ingresos de 504 millones de euros, a un precio medio irrisorio de 0,36 euros el litro. Y el granel con valor añadido, que es el que corresponde a las partidas con DOP, IGP o denominación varietal supone únicamente el 17% de las ventas. Y un dato frente a los que utilizan el granel como arma arrojadiza. El vino de este tipo con DOP se vendió a una media de 1,10 euros el litro frente a los vinos de mesa envasados que lo hicieron a 0,87 euros el litro y los de IGP que se quedaron en 0,96 euros el litro.
El problema de las ventas españolas a granel es que siguen concentrándose excesivamente en mercados como Francia, Alemania, Italia o Portugal, en muchos casos para mezclas y/o reexportación. Este hecho constriñe los precios excesivamente y favorece las ventas de competidores como Australia, Argentina o Chile en países como Estados Unidos o Canadá, incluso China, que pagan más.
Por el contrario, las ventas de envasado solo suponen un 33%, muy lejos del 75% de Francia o del 65% de Italia, pero el problema se agrava aquí porque envasado no significa que se venda a mejor precio. De hecho, de los 7,95 millones de hectolitros que se venden envasados por valor de 1.611,5 millones de euros, a una media de 2,03 euros el litro, solo los acogidos a DOP, que superan los 3,5 millones de hectolitros, alcanzan un valor interesante con 1.197 millones de euros, a un precio medio de 3,34 euros, con un incremento del 4,3% con respecto al año anterior. Las otras categorías, con excepción de la novedosa con denominación varietal, que alcanzó los 1,29 euros por litro, se vendieron a precios muy bajos.
Los espumosos, que suponen algo más de 8% de las ventas, con 1,69 millones de hectolitros, han tenido un gran año al alcanzar los 435,5 millones de euros con una subida del precio medio del 6% hasta los 2,58 euros, muy lejos del champán y del prosecco, pero es lo que hay. De todas formas, los primeros datos de 2016 son esperanzadores y todo parece indicar que los precios, con el granel a la vanguardia, volverán a subir.
José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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