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Guerra de Denominaciones de Origen y Bodegas

El 20 enero, 2016

Coyuntura vitivinícola mundial: evoluciones y tendencias

Estos últimos meses estamos contemplando cómo hay tensiones, a veces insalvables, entre algunas denominaciones de origen y sus bodegas

Quizá, por su importancia, lo ocurrido con la salida de Artadi de la DOC Rioja sea lo más representativo de este tema, pero esto no para aquí, tiene mucho más trasfondo.

Rioja se enfrenta también al problema de secesión de una parte importante de ella, la Rioja Alavesa. Valencia, Utiel Requena y Alicante también mantienen un conflicto en estos momentos. En Jerez y Manzanilla, hay problemas con el bag in box…

No es mi papel decantarme hacia un lado u otro, tengo mi opinión personal, pero creo que no debo mostrarla en público, El Correo del Vino, si algo pretende y si de algo se vanagloria, es de intentar siempre realizar un análisis equitativo, ecuánime e imparcial, en ello estamos y en ello seguiremos, o lo intentaremos.

Como en casi todas las cosas de la vida, estos conflictos suelen ser “culpa” de todas las partes. Es cierto que a nadie se le obliga a estar acogido a una DO, cada bodega es libre de entrar o no entrar, y si se entra se saben las condiciones a cumplir. A nadie se le engaña. Sin embargo, no es menos cierto que un excesivo inmovilismo, negarse a avanzar con los tiempos, puede encorsetar demasiado a las bodegas a la hora de querer ampliar horizontes, vinos, y novedades.

Por otro lado, hay quien dice que España tiene suficientes denominaciones, quien las estima en demasiadas y quien dice que son pocas. Países como Francia e Italia tienen muchas más, incluso unas subzonas dentro de la denominación, por ejemplo Burdeos se divide en, a saber: Alto Médoc, Barsac, Bordeaux Supérieur, Burdeos, Cadillac, Cadillac Côtes de Bordeaux, Canon-Fronsac, Castillon-Côtes-de-Bordeaux, Cerons, Cotes de Bordeaux.

Establecer más denominaciones puede infundir en el consumidor un lio tremendo, pero bien es cierto que hay zonas abarcadas por una denominación que son demasiado extensas y las características existentes de una punta a otra de la denominación son totalmente distintas. Por eso una solución podría ser las subzonas, como tenemos, por ejemplo en España en la DO Rías Baixas, con las subzonas de Salnés, O Rosal, Condado, Soutomaior o Ribeira Ulla.

Este es un problema a tratar pero no creo que sea el principal del conflicto entre bodegas y denominaciones, el problema tiene otro fondo y principalmente es el, para algunos, demasiado estricto control y nomenclaturas que tienen las denominaciones. Nadie se queja del control de calidad, necesario a todas luces; si acaso, se pide que sea más estricto. Ver vinos de denominaciones de origen contrastadas y con mucha fama, que se venden a precios irrisorios y con calidades bastante dudosas, deja bastante que desear. Lo cual supone un perjuicio para quien tiene una excelente calidad. Este es un obstáculo a salvar por las denominaciones.

Otras quejas, como poder denominar de qué finca viene ese vino, por ejemplo, y otras diferenciaciones, creo que no son obstáculos insalvables si se negocia seriamente y siempre que no sirva para perjudicar el buen nombre o las bases de una denominación, ya que esto, si se flexibiliza, y, se demuestra que es cierto de cara al consumidor, no afecta lo más mínimo a la esencia de la denominación.

Son situaciones difíciles pero no insalvables: hablar y ceder por ambas partes, flexibilizar posturas, saber adaptarse a los tiempos por un lado y tampoco pretender que se pueda hacer cualquier cosa amparado por una denominación seguro que es el mejor camino a tomar por todas las partes.

Es indudable que, por un lado hay que abrir la mano y por otro contenerse un poco, hay que modernizarse, pero siempre pensando en la calidad como principio y en el consumidor como punto final. No podemos tener un consumidor que al comprar una botella amparada por una denominación no sepa exactamente lo que se va a encontrar, ni tampoco cerrar las puertas a todo aquel que no se adapte, que no se ciña totalmente a unas exigencias, a veces pasadas de moda.