Los vinos de Crimea, en la encrucijada tras la anexión rusa
Los vinos de Crimea se encuentran en una difícil encrucijada tras la anexión de este enclave, hasta hace poco ucranio, a Rusia.
Un amplio reportaje de Meininger´s resalta cómo las ventas de vinos fortificados exclusivos y de alto precio, comercializados por la empresa Massandra, se han frenado, ya que vendían el 55% de su producción a Estados Unidos, Reino Unido, Unión Europea y Rusia, pero tras las sanciones están intentando desviar estos pedidos a China.
Los viñedos de Massandra abarcan 4.000 hectáreas en una línea de 180 kilómetros y cuenta con viñedos de cabernet sauvignon, bastardo y saperavi, en tintos, y kokur, aligote, chardonnay, rkatseteli, verdelho y sercial, en blancos.
En el área de Crimea viven del vino alrededor de 200.000 personas, que son un 10% de la población y recibieron la promesa, tras la invasión rusa, de una inversión en el sector superior a 800.000 dólares, algo que no se ha producido, según apuntan las fuentes consultadas para ese reportaje.
En Crimea, tierra tradicional de vinos, existían más de 850 bodegas, algunas de ellas han desaparecido tras la anexión, ya que Rusia ha optado por importar vino a granel y colocarlo en los mercados con el consiguiente perjuicio para el mercado tradicional de la zona, especialmente el de gama media-alta.
Redacción
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