Los Retos

Hace unos días, el nuevo presidente de la FEV, Christian Barré, se presentaba ante los medios acompañado del secretario General Pau Roca y del director del OeMv, Rafael del Rey. Tres personas, sin duda, de las más cualificadas para hablar del vino, de sus problemáticas y de sus retos.
Y precisamente de los nuevos retos, de los que hablaron, quiero yo también comentar, desde mi más humilde pluma. Retos marcados y que deberíamos perseguir con ahínco, ya que deben ser la solución inmediata a nuestras problemáticas, presentes y, sobre todo, futuras de cosechas y de su comercialización.
A grandes rasgos, lo podríamos resumir en varias puntas de lanza, destacamentos imprescindibles para estos nuevos retos; fáciles de escribir, difíciles de poner en práctica:
- Ø Elevar volumen de exportaciones.
- Ø Elevar precio medio del vino que se exporta.
- Ø Elevar el consumo interno del vino.
- Ø Elevar el precio medio de los vinos consumidos en España.
- Ø Moderar producciones.
Casi nada ¿verdad?
Si lográramos cumplir estas premisas, el resultado sería perfecto.
(Yo, en los puntos a seguir, pondría también, además de los expuestos, tras la moderación de las producciones, el de asegurar una renta digna al agricultor, que le permita moderar esas producciones, pero a la vez, poder cultivar y vivir dignamente de esa uva que produce.)
De momento:
- Ø Somos los números uno en exportaciones mundiales.
- Ø Somos el país que vende el vino más barato.
- Ø El consumo interno está en mínimos históricos.
- Ø El precio medio de venta de vino interno baja también.
- Ø Las producciones son y, sobre todo, serán totalmente descompensadas
Solamente la primera de las condiciones se cumple en estos momentos, aunque sería conveniente seguir creciendo. Todas las demás son eso, nuestros próximos y deseados retos. ¿De qué manera se pueden cumplir? Es una tarea difícil, no cabe duda, pero no imposible.
Hay que cesar en la idea de que hay que educar al consumidor, inculcar la cultura del vino, etc. Etc. Ya he escrito varias veces sobre este tema, y no solamente yo. ¿Es necesario esto?, por supuesto, pero ¿por qué no empezamos por nosotros mismos? Vamos a ver nuestros propios fallos, nuestras limitaciones, vamos a examinarnos, a observar lo que realmente quiere el consumidor y, entonces y solo entonces, vayamos al consumidor a mostrar nuestro vino, el vino que ellos quieren. Será en ese momento cuando sea más fácil hablarle de cultura, educación, etc.
Esto es extrapolable de forma idéntica a los consumidores y mercados internacionales.
Es cierto que nos debemos marcar retos a medio y largo plazo, unos objetivos a cumplir. Para esto no vale solamente voluntades, hacen falta ayudas, dinero y apoyos institucionales, a todos los niveles, empezando por la Unión Europea. Pero hay que trazarlos con claridad y seguirlos. Los realizados hasta ahora no están alcanzando los efectos perseguidos.
Moderar los precios en hostelería, acercarse al consumidor, cara a cara, promocionando, enseñando, catando y dando a conocer el vino… No sé, no soy el más indicado para dar soluciones, expertos hay en el tema.
Lo que sí está claro es que esos puntos, base del desahogo del negocio son los nuevos, a la vez que viejos, retos que nos tenemos que proponer.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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