VINEXPO 2015. Rendez-vous
Vinexpo en Burdeos. Esta ciudad me trae buenos recuerdos. Aún recuerdo cómo sufría, cuando vivía allí, los atascos que se forman en la Rocade cada mañana. En días de feria de Vinexpo esa carretera (no muy larga) se convierte en una pesadilla.
No pasa nada -pensaba-, estoy en Burdeos. Cuna de grandes vinos.
Cuando llegas a la feria todo se transforma. Muchísima gente de todo el mundo se reúne allí para hacer negocio. Unos miran, comparan, y si encuentran algo mejor, lo compran.
Quien sobre todo disfruta es quien va como turista y con ganas de probar cosas. Es un momento idóneo para hacer un pequeño máster en vinos del mundo. Recuerdo el domingo que empezó la feria en 2013. Aquel día quise darme una vuelta, saludar a algunos amigos y descubrir algo interesante. Aquella tarde recibí una masterclass de vinos del Líbano y otra de vinos austríacos. Tuve suerte de ir a dos stands en donde los que me atendieron estaban con un plus de motivación por dar a conocer sus vinos. Me explicaron con todo detalle los vinos de los países a los que representaban. Se convirtieron en los mejores embajadores.
Además, no puedo olvidar los eventos fuera de la feria. Esos eventos que son cenas o catas ambientadas con música en vivo en châteaus tanto de la orilla izquierda, como la derecha del río Garona. Estas fiestecillas, con el día alargando y la temperatura suave, actúan como antidepresivo natural. Lo mejor para disfrutar de un buen vino.
Pura endorfina.
Arturo Blasco
Enólogo
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Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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