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Pago a treinta días y declaraciones de existencias. Espadas de doble filo

El 20 mayo, 2015

Coyuntura vitivinícola mundial: evoluciones y tendencias

Hay temas en la mesa del vino que pueden ser interesantes, pero que también pueden tener un doble filo. Esta semana hablamos del pago obligatorio de la uva a los 30 días y de la presentación mensual de existencias.

En cuanto al pago obligatorio a treinta días, se le está buscando alguna “vuelta” para intentar aplazarlo lo máximo posible. Si hablamos desde el punto de vista de las finanzas, es una barbaridad tener que hacer frente, en pocos días, a un pago de un producto que, normalmente y en el mejor de los casos, se tardará en vender un año.

Una queja que está sonando mucho por parte de los compradores de uva particulares o empresas privadas es que se sienten discriminados frente a las cooperativas, pues estas no tienen que hacer frente a esos plazos de pago. Así, juegan con ventaja y es competencia directa a la hora de vender embotellados, por ejemplo, sin tener el quebranto financiero y económico de pagar con tal premura la uva.

Luego tenemos otro tema: la declaración mensual de existencias para el vino, igual que se hace con el aceite. Asunto tratado en alguna conferencia en la última edición de FENAVIN.

Ya saben que yo siempre he reclamado claridad, transparencia y celeridad en la aportación de datos, por ejemplo de la cosecha, que precisamente esta semana ha vuelto a aumentar hasta los 44,5 millones de hl (frente a los 43,5 anteriores). Siempre he reclamado que estos datos hay que darlos cuanto antes para que el sector pueda hacer conjeturas y cábalas de campaña.

Pero estas declaraciones mensuales pueden ser un arma de doble filo.

Por un lado es bueno conocer estos datos, pero, una vez pasaran a la Interprofesional, sería conocidos en primer lugar por algunos sectores que son parte interesada. Esto les daría capacidad para tomar decisiones en función de la cantidad de vino que hubiese. Podrían vender o abortar compras en su beneficio a sabiendas de las existencias disponibles.

Quien supiera antes esta información tendría ventaja sobre sus competidores, así, si el sector cooperativo presidiera la Interprofesional, podría tener ventaja al saber el vino que queda o no queda, y viceversa, una vez fuera de la presidencia.

Pero no es solo eso, esto puede llegar a más profundidades y muy delicadas.

Además, como estos datos se dan por bodegas, las cooperativas podrían saber el vino que le queda a tal o cual firma y saber si necesita comprar o no, y así poder tener más o menos firmeza en las negociaciones. Y al revés.

Es decir, esto hay que estudiarlo muy bien a la hora de legislarlo, se puede dar el caso de que haya una especie de competencia desleal; poseer información privilegiada que podría beneficiar a algunos sectores y perjudicar a otros.

Piénsenlo bien. Hay que regularlo de tal forma que no se pueda influir en los mercados.