Viticultura de precisión (VI). El robot solitario
La semana pasada hice la introducción de un proyecto de investigación que trataba de un robot que anda solo por la viña tomando datos. Sobre esta interesante investigación hablé con Verónica Saiz, doctora e investigadora de la Universidad Politécnica de Valencia.
Lo primero que me viene a la cabeza es el espinoso tema económico. Ella me cuenta que ahora está en fase de investigación y es demasiado nuevo. El robot que están montando lleva elementos caros que, con una producción en masa, se abaratarán, pero aún es pronto para hablar de números.
El objetivo es seleccionar las uvas de mayor calidad, para que con ello se pueda hacer un vino de mayor calidad. Y si todas las uvas de una misma parcela se vendimian a la vez, se mezclan y se obtiene un vino medio.
Con el sistema inteligente se separarán las uvas de mayor calidad de la parcela con un rigor técnico y no humano, por lo que se podrá sacar de ahí un vino de mayor calidad de una sola parcela.
En cuanto al límite de rendimiento del robot, Verónica me explica que el límite no está en el mínimo, porque la información, o los mapas, se obtienen con una resolución muy alta al estar los sensores cerca de la viña. El problema es que el límite estará en el máximo, es decir, en cuánto tiempo necesita el robot para obtener la información de un número "x" de hectáreas. Pero para ello ya se están aumentando las velocidades del motor.
Aparte del tema económico, existen virtudes que lo hacen muy atractivo. Lo que pretende es adelantarse y estimar el estado del cultivo para dar tratamientos específicos y tomar medidas de mejora a tiempo. También se puede contar con información técnica de la cosecha antes de llegar a la bodega.
Otras ventajas de la visión artificial en el ámbito agrícola son la fiabilidad y objetividad, al no verse afectadas las cámaras por factores como fatiga, hábitos adquiridos, etc., que sí afectan a las personas y, por tanto, a la visión humana. También se puede aumentar la productividad (rentabilidad) y existe la posibilidad de automatizar operaciones repetitivas.
No hay que desestimar que se eliminan los métodos invasivos que destruyen los frutos y plantas durante su análisis.
Por último, veo que existirá un nuevo desarrollo de nuevos sensores para espectros visibles. Así que permiten la detección de anomalías o lesiones en los frutos que no son visibles por el ojo humano.
Arturo Blasco
Enólogo
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Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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