Esto va por “tocas” o Los peligros que se nos vienen encima

Esta expresión se usa en mi tierra para expresar que las cosas a veces vienen de una forma y otra vez de otra diferente, o que unas veces le toca lo bueno a unos y otras a los otros. Es lo que pasa con frecuencia en el mercado del vino, pero no debería es una situación que nunca es buena para casi nadie.
Me refiero a los precios de los mercados de vino que hay ahora mismo: precios ruinosos, a la baja, con desgana y desidia. Quien me sigue en El Correo del Vino Diario lo sabe, pero no quiero profundizar aquí en el tema ya que no a todo el mundo le interesan los graneles de los vinos. En cuanto a las “tocas” me refiero a que hace un año, poco más, los precios que se manejaban eran de 6 euros hº, perjudicando enormemente a industriales, embotelladores y exportadores, y beneficiando al elaborador, cooperativa y agricultores. En estos momentos se habla de 2 euros, poco más, con tendencia a baja, lo que implica que perjudicados y beneficiados se intercambian ahora los papeles.
Creo firmemente que tanto los 6 euros como los 2 perjudican a todo el sector, en su conjunto, ya que no son precios de mercado, no son normales y el precio siempre acaba perjudicando a unos u a otros.
¡¡Cuándo nos daremos cuenta de que todos vamos en el mismo barco y a todos nos va por igual!!
Pero, aunque tenía que comentar este punto, no era esta totalmente la intención de mi artículo. Por eso le pongo dos títulos alternativos, ya que creo que sin ser adivino, ni querer ser agorero, el futuro que tenemos delante está claro como el día y no es halagüeño. Lo que me extraña es que haya gente que no lo vea, cuando está, como digo, nítido de ver sin necesidad de ser clarividente.
Llevamos años y años aceptando plantaciones, reestructuraciones y aumentando considerablemente el potencial productivo, dejando de lado la comercialización de este producto. No hemos puesto coto a variedades excedentarias, que siguen siendo las que más se plantan, creando excedentes, mientras que otras variedades son deficitarias. ¿Saben que este año se han agotado las plantas de los viveros? ¿Saben que llevamos así varios años? ¿Saben que una de la primera variedad en agotarse es la garnacha tintorera? ¿Saben por qué?, pues no por las excelencias de su calidad, precisamente. La razón principal es que es una uva que vinos de mucho color; se usa para “arreglar” otros vinos que, debido a sus inmensas producciones, dan vinos herbáceos, sin color, sin grado y sin nada. Como mucho tempranillo plantado en zonas de producción, que da kilos y kilos, sin materia colorante, sin grado, sin maduraciones correctas, “sin chicha”, como se suele decir. Y se intenta corregir esos vinos con otros que den más color, para poder sacar al mercado algo parecido a vino.
Mi pregunta es ¿no se dan cuenta desde Europa, y desde todas las instituciones políticas, de lo que nos va a pasar? El futuro es fácil de adivinar. Este mismo año, cuando llegue la vendimia, si no cambian las cosas y viene una cosecha normal de 45-47 millones de hl., puede llevarnos, sencillamente, a tener unos precios de uva ruinosos, igual que los precios de los vinos. Incluso que las bodegas se nieguen a tomar uvas, que tengamos problemas a la hora de poder moler y envasar la uva y vinos resultantes, con el consiguiente futuro de campaña con vinos por los suelos. ¿Y no se dan cuenta?
¿Cuál es la solución, arruinar al sector y luego comenzar con primas por arranque como antaño? ¡De risa! Es volver a tropezar en las mismas piedras que venimos tropezando años y años. ¿Quizá nuevas destilaciones de crisis?
En definitiva, parches. Eso sí, se prohíbe publicidad, promoción solamente a países terceros, se le ponen cortapisas a las ventas, a la comercialización, pero no se ponen a las plantaciones y variedades. Luego los malos siempre son los mismos. Y no.
Cuando alguien se niegue a comprar uvas, a poner un precio medianamente aceptable, para no arruinarse, entonces vendrán las quejas y se pondrá el grito en el cielo, y pediremos voluntad, esfuerzo, etc., etc.
Entonces saldrán sindicatos, asociaciones y demás a decir que no hay derecho, que se aprovechan,… Los mismos que hoy, estando el vino como está, permanecen callados.
La realidad está ahí y hay que verla para intentar tomar soluciones antes de que el conflicto se produzca. Pero ya verán como no se toman medidas de ninguna clase hasta que sea tarde.
Yo tengo la suerte de que lo pongo por escrito, suerte o desgracia queda constancia. Y créanme ustedes que nada me gustaría más que de aquí a un año, a unos meses, o a dos años, tener que decirles que me equivoqué en mis previsiones, que tenemos cosechas de más de 50 millones de hl y que somos capaces de venderlas, siempre y a buenos precios. Nadie se alegraría más que yo de haberme equivocado… creo que no será así.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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