El conflicto hace aflorar los grandes vinos licorosos de Crimea

El conflicto de Crimea, cuyo primer asalto ha terminado con la anexión del territorio ucranio a la imperial Rusia de Putin, ha hecho aflorar el gran patrimonio de vinos licorosos con que encuentra el enclave y que son objeto de coleccionistas de vinos raros y caros del mundo, según una información publicada por la Revue du Vin de Francia.
La bodega Massandra produce alrededor de 10 millones de botellas anuales y, a juicio del coleccionista francés Michel-Jack Chasseuil, produce “los mejores vinos licorosos del mundo, son superiores a los Sauternes, Tokay húngaros o los Trockenbeerenauslese alemanes”. Hay 150 vinos diferentes que han sido objeto de elogio por personalidades como Michel Rolland.
La uva más típicas de Massandra es la moscatel y produce vinos de guardan que aguantan más de un siglo con precios que varían entre los 30 y los 3.000 euros por botella, con añadas míticas como 1915 o 1923. Hay también variedades desconocidas en Europa como la lacryma christi, el bastardo, el aïdani o el kokour.
El zar Nicolás II fue un impulsor de la vitivinicultura en Crimea y trajo variedades de Francia, Italia, España y Portugal para intentar imitar algunos vinos como el Oporto, algo que hizo con la cabernet sauvignon. Pero han sido la moscatel y las autóctonas las que han hecho de los vinos crimeos uno de los grandes deseados del mundo.
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