Asamblea de la FEV y mil nunca se equivocan

El fin de semana ha estado protagonizado por dos actos, claramente diferenciados, en torno al vino. El viernes, el ministro Miguel Arias Cañete clausuraba la Asamblea General de la Federación Española del Vino (FEV) y el sábado,
la consejera de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, María Luisa Soriano, apoyaba con su presencia el Concurso de Vinos “Tierra del Quijote”, de Alcázar de San Juan, donde un millar de aficionados elegían los, a su juicio, mejores vinos de la región.
Ambos actos, diferentes y distantes, tienen un claro objetivo común: potenciar el consumo del vino e intentar que este alimento, recogido como tal en la legislación española, sea uno de los principales motores de la recuperación económica, generación de valor añadido y, por tanto, creación de empleo.
La FEV, que teóricamente representa a más del 80% de las bodegas españolas, tanto directa como indirectamente, es una organización empresarial cuyos cometidos quedan a caballo entre un lobby y una interprofesional sin llegar a ser ninguna de las dos cosas. La falta de una interprofesional del vino que aplique una extensión de norma que sirva de catapulta al sector deja las decisiones del empresariado en manos de unas pocas empresas que son las que, con su esfuerzo y dinero, costean la escasa infraestructura de la que se dotan. Y como el que paga la orquesta elige la canción, en la FEV son solo unos pocos quienes deciden el baile y siempre en la misma dirección.
El actual presidente de la patronal vinatera, Javier Pagés, a la sazón director general de Codorniu, reiteró al ministro que bajo ningún concepto permita que se implante un nuevo impuesto especial al vino como proponen los expertos, más por los costes burocráticos que tendrían las empresas, muy castigadas ya fiscalmente, que por el impuesto en sí. Pero se le olvidó decir que el vino es el único alimento español que soporta un IVA del 21% frente al resto de productos alimentación que lo hacen entre un 4% y un 10%. Puede ser que para las grandes empresas que controlan la FEV ese no sea un problema, pero sí lo es para las más pequeñas y especialmente para los consumidores españoles.
Se le olvidó también al señor Pagés y a quienes le acompañan en la directiva decirle al ministro que el problema real del consumo está en la postura timorata del Ministerio de Agricultura frente a las directivas prohibicionistas del Ministerio de Sanidad, tanto en España como en el seno de la Unión Europea. Y todo ello pese a que ha sido la propia FEV, junto al Comité de Empresas Vitivinícolas Europeas, quienes han promovido la campaña Wine in Moderation, un trabajo modélico del que debieran tomar nota todos los políticos europeos.
Y tampoco hubiera estado de más, aún a riesgo de resultar pesados, pedir que se eliminen las restricciones horarias de publicidad del vino en televisión, ya que manda narices que no pueda anunciarse, por ejemplo, un cava del señor Pagés, por el posible daño que causaría a los niños, y sí puedan ofrecer desde la televisión pública todos los sábados a las cuatro de la tarde películas de psicópatas o escenas de una violación.
Sin embargo, el sábado por la mañana en una población manchega, que mantiene una soterrada guerra partidista por la privatización o no del agua, el vino se erigió por quinto año en protagonista de un concurso popular en el que un millar de ciudadanos de a pie llegados de toda España eligen en cata ciega los mejores vinos de Castilla-La Mancha que se presentan al Concurso “Tierra del Quijote” bajo la leyenda de “Mil no se equivocan”.
Esta iniciativa, que nació bajo los auspicios de la anterior Corporación en una decisión que honra al anterior primer edil José Fernando Sánchez Bódalo, ha tenido un importante impulso con el actual alcalde Diego Ortega y su teniente alcalde María Jesús Pelayo. Esa es una forma de popularizar el vino y su consumo y, sobre todo, saber qué quieren los consumidores de a pie, siempre mucho más sabios que los grandes especialistas y gurús que pontifican desde revistas, sitios de internet y grandes concursos especializados. No estaría de más que en la próxima edición asistan responsables de la FEV y el propio ministro para que puedan ver de primera mano cómo se populariza el consumo de vino. Y es que, aunque parezca de Perogrullo, para pescar es necesario mojarse el culo.
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José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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