El sector vitivinícola global enfrenta una crisis de confianza, según el informe Golden Vines 2025

La industria del vino atraviesa una de sus crisis de identidad más profundas en décadas. Un velo de pesimismo se extiende desde las bodegas familiares hasta las grandes corporaciones, según se desprende del prestigioso ‘The 2025 Golden Vines Report’. El estudio, elaborado por Liquid Icons a partir de las voces de más de 800 expertos internacionales (comerciantes, sumilleres y Masters of Wine), dibuja un panorama donde la incertidumbre económica y los cambios generacionales chocan con la tradición.
El diagnóstico es claro y contundente. En los mercados tradicionales, la demanda se enfría a un ritmo alarmante. La inflación persistente y el aumento del coste de la vida han convertido la botella de vino en un lujo prescindible para muchas economías domésticas. Pero el problema no es solo coyuntural; es estructural. Las nuevas generaciones, los millennials y la Generación Z, no miran el vino con los mismos ojos que sus padres.
Mientras los cócteles listos para beber y los espirits premium capturan su imaginación, el sector vitivinícola lucha por conectar. El movimiento ‘sober curious’ y la creciente cultura del bienestar añaden otra capa de complejidad, alejando a los jóvenes consumidores del consumo regular de alcohol. El vino, antaño símbolo de sofisticación y celebración, ha dejado de ser el protagonista indiscutible de la barra.
Esta debilidad en el consumo se topa de frente con una realidad incómoda: el campo sigue produciendo. Buenas cosechas consecutivas han generado excedentes en muchas regiones, creando un desequilibrio que hunde los precios y asfixia la rentabilidad de innumerables bodegas. El valor de los vinos sin una historia clara o una denominación potente se desploma, dejando al descubierto la vulnerabilidad de un modelo que depende en exceso de mercados saturados.
Frente a este escenario, la reinvención no es una opción, sino una necesidad de supervivencia. Los analistas apuntan a caminos concretos: una transparencia radical en las prácticas sostenibles, el desarrollo de formatos innovadores como latas o bag-in-box de calidad para conquistar nuevos momentos de consumo, y una ofensiva comercial en los mercados emergentes de Asia y Latinoamérica. El sector debe aprender a contar su historia de nuevo, con honestidad y sin romanticismos anacrónicos.
El informe Golden Vines 2025 no es el fin, sino un parte de urgencia. La industria que navegó durante siglos entre glorias y tradiciones debe ahora aprender a surfear sobre las olas de la volatilidad y el cambio cultural. Quienes entiendan que el futuro no se vende por denominación de origen, sino por autenticidad y adaptación, serán los que escriban el próximo capítulo de esta milenaria historia.

Redacción La Gaceta del Vino
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email