Esas pequeñas bodegas familiares
El puñetero bicho nos está haciendo daño a todos, en lo personal –en algunos de manera trágica-, en lo laboral, en lo económico… Pero está claro que, como siempre, a unos más y a otros menos.
Estos días he estado dando vueltas a esas bodegas pequeñas, familiares algunas, que han pasado prácticamente del reparto con su furgoneta a los pueblos de alrededor o a la capital más cercanos con su “vino de cosechero”, a ser bodegas “boutique” con vinos de viñedos singulares, estilos más actuales y vendiendo exclusivamente en hostelería, tiendas especializadas, a pie de bodega a los enoturistas y algo en exportación. Muchos de esos proyectos son nuevos, con marcas aún sin consolidar, habiendo realizado, con gran esfuerzo, una inversión en renovación en los últimos años.
De repente el grifo se les ha cerrado. Aunque los primeros datos hablan de una gran subida de ventas en supermercados, a ellos no les llega; ni sus volúmenes ni sus precios se adecúan al canal. Mal asunto.
Prácticamente les queda el canal online y ahí hay dos situaciones: perderse entre cientos de referencias de las plataformas potentes o ir paso a paso, vía redes sociales con constancia y paciencia. Y a base de ofertas, que en internet se buscan los chollos.
Estos días estamos saturados de anuncios de ayudas de la Unión Europea, del Gobierno y demás autoridades. Pero no son la SEAT y es difícil que alguien se acuerde de las micropymes aunque bajen el cierre. Quizás el sector tenga que autoayudarse y me refiero a consejos reguladores, asociaciones de bodegas, Federación Española del Vino y demás organismos que deberían plantear una moratoria de tasas, cánones y demás costes que soportan las bodegas. Porque, total, el presupuesto de marketing se les va a quedar holgado.
Tampoco estaría demás unir fuerzas y considerar al vecino como un aliado para crear plataformas que permitan la venta por internet de surtidos variados y no hacer cada uno la guerra por su cuenta obligando al consumidor a comprar seis botellas de la misma referencia. No es fácil pero esto se alargará y algo hay que hacer.
Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.
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Buena idea la que se apunta en el artículo.
Que los distribuidores hagan paquetes de 6 o 12 botellas, de marcas nuevas y poco conocidas, y las ofrezcan al mercado a la venta online con gastos de entrega ajustados (o cero)
Es una manera de acceder a la oferta tan amplia y dispersa, sin tener que comprar una caja de 6 botellas.
Hay unos vinos en Castilla la mancha, Murcia o Alicante, estupendos y aun poco conocidos (Almansa, Jumilla, …).
Por ejemplo Vinos Cutanda (tienda de vinos online) lo hace.