Estados Unidos, Reino Unido y China: tres mercados clave

Es difícil trasladar “ríos de tinta” al mundo digital ¿alguien puede ayudar?, porque mucho se está escribiendo sobre los mercados estadounidense, británico y chino por distintas circunstancias.

En el primer caso es muy fácil poner verde al Presidente Trump, persona que hace todo lo posible por caer antipático pero no es el tonto de baba que nos quieren hacer creer. Es político, es americano y tiene graves problemas internos con elecciones a la vista, así que hace política para vender a su clientela aunque sea a costa de perjudicar a terceros. Por otro lado no se sabe si es un negociador duro o un jugador de mus que va de órdago en órdago.

La bestial subida de aranceles a los vinos embotellados tranquilos de menos de 14 grados son un rejonazo selectivo al sector en la Unión Europea, hay países productores que se libran y los no productores –hartos de subvencionar al sector agroalimentario- pasan. Discordia sembrada. En el fondo todo esto es un ataque –otro más- al proyecto europeo realizado por una mente perversa pero no falta de inteligencia.

El mercado estadounidense es el más importante fuera de la Unión Europea, apetecible pero complejo, pero cuesta tiempo y dinero abrirse paso en él. La inversión en marketing de las bodegas ha sido enorme en los últimos años y el retorno se ve amenazado. Pero también es cierto que nos quejamos del posicionamiento de los vinos españoles y de su bajo precio, aunque también se puede decir que la relación calidad/precio es nuestra ventaja competitiva y se puede perder. Aquí podemos ponernos a llorar, criticar a las autoridades y pedir medidas intervencionistas o hacer lo contrario. Es decir, seguir trabajando en este mercado haciendo ver que la calidad de los vinos españoles merece la pena ser pagada. Este debe ser el objetivo: vender, no perder mercados, dar la batalla de la calidad. Resulta que lo mismo esa subida de precios va a ser una oportunidad para mejorar el posicionamiento de nuestros vinos y ocupar huecos de mercado –no olvidemos que los franceses también están en el saco- antes de que nos coman terreno italianos y países terceros.

Otro mercado estratégico por volumen, conocimiento global del vino y líder en tendencias, es el británico. Pero con el brexit nos están volviendo locos, un país polarizado entre dos políticos extravagantes y con fuertes tensiones territoriales puede salir por cualquier sitio. Llevamos un año de aplazamientos y dudas; que si brexit pactado, que si brexit duro. Una yenka patética que no se sabe cuándo y cómo va a parar. ¿Qué hacer? Pues ni idea, si no lo saben los británicos cómo lo vamos a saber los demás. Paciencia y seguir trabajando mirando de reojo a la competencia, quizás buscarse un buen partner para el embotellado en destino, para los vinos que no requieran botella, puede ser una solución. Pero hay DOs, con un alto porcentaje de ventas de vinos jóvenes o “roble”, que exigen el embotellado en origen; como no reaccionen pueden tener problemas. Y esto también vale para EEUU.

Y por último China, es un país enorme, variado y hermético. No es otro país, es otro mundo. Un mercado totalmente opuesto al británico, nuevo, con muy poco conocimiento el vino, con mucho oportunista alrededor –de dentro y de fuera- y con rigideces y recelos administrativos y culturales. Las buenas noticias vienen del acuerdo de protección de las indicaciones geográficas, de forma bilateral desde la UE y China, la incorporación de esta a la OIV. Las malas vienen de su ralentización económica y de los vaivenes en sus compras que muchas veces no se entienden. De todas formas, Asia en su conjunto y China en particular  son un mercado de futuro, países en los que crecen población, economía y ganas de consumir no se pueden dejar de lado. Necesitan conocimiento del vino, poco a poco y nada de engañarles “como a chinos”. Sé lo que me digo.

Lo último es no olvidarnos de casa, en España el consumo baja y el gasto sube, Europa es un mercado maduro y estable. Hay que vencer las resistencias de talibanes anti alcohol y dotar de elasticidad y flexibilidad a las campañas de promoción del consumo responsable de vino incidiendo en sus valores “añadidos” de cultura, paisaje, mantenimiento de la vida rural y tantos otros valores emocionales asociados a su consumo.

Foto: iStockphoto

Javier Escobar de la Torre

Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.