FENAVIN, apuesta segura
Nadie duda de que FENAVIN se ha convertido en el referente nacional de ferias del vino sectoriales. Y eso a pesar de que, desgraciadamente, no se cuenta con las infraestructuras de las grandes ferias internacionales, de IFEMA en Madrid o de Barcelona.
Lo que no se entiende es el vacío que hacen de este evento la inmensa totalidad de las grandes firmas catalanas, que parecen ajenas a esta circunstancia. En este sentido, no se entiende que no asistan Miguel Torres, Codorniú, Freixenet o Domecq Wines, entre otras grandes firmas, que son algunos de los actores protagonistas de Alimentaria de Barcelona.
Llevo asistiendo a FENAVIN desde su primera edición y la he visto crecer desde 2001 hasta el punto de que el recinto se fue quedando pequeño. La maldita crisis ha hecho que quedara paralizado el nuevo recinto ferial, que estaba proyectado en Miguelturra, en unos terrenos que habilitaba la patronal de Ciudad Real, ahora también en una situación crítica.
Sí que es cierto que, inicialmente, hubo recelos sobre la consistencia que pudiera tener FENAVIN, aunque se ha contado siempre con el respaldo presupuestario total de la Diputación de Ciudad Real, pero ahora nadie duda de que es el punto de encuentro de importadores, bodegueros, prensa especializada y el conjunto del sector. Y ha triunfado, porque la idea era sencilla: convocar a todo el sector en el mayor viñedo del mundo y en una zona estratégica de comunicación de nuestro país.
En esta edición ha destacado sobremanera la actividad de Félix Solís Avantis, que ha desarrollado un “show-cooking”, exhibiendo el maridaje entre vinos y tapas, y un taller de coctelería de vinos, en el ánimo de involucrar a la gente joven en otras formas de consumo –mucho más saludables- del vino. Las nuevas ideas de los Solís se han plasmado en un artículo de Vidal Maté en El País, dejando entrever nuevas bodegas internacionales.
Además, la DO Valdepeñas también tuvo mucha visibilidad en esta feria, tanto en el premio a la variedad Airén que ha compartido con la DO La Mancha, como en la entrega de sus premios anuales a la calidad y a la elaboración y en el homenaje al que fuera Presidente de la DO Valdepeñas Francisco Creis.
En el debe de la feria, quizá el hecho de que muchos de los personajes que forman parte de las actividades paralelas a la feria se vengan repitiendo demasiado edición tras edición. Además, en el primer día de feria hubo que habilitar, como novedad, otro espacio de acreditaciones en otro pabellón, donde hubo retrasos considerables. Otra pega más es que no había –o no pude ver- ningún espacio específico de prensa especializada. Por cierto, que se puedo ver a Víctor de la Serna en la feria, a pesar del odio visceral que se ha transmitido desde “elmundovino.com” a los vinos castellano-manchegos de forma generalizada. Por último, asistí a los premios de la Asociación de Escritores y Periodistas del Vino (AEPEV) y se echó en falta una asamblea general, al igual que hizo otro colectivo hermano de periodistas especializados.
Para cerrar este artículo, es bueno recordar la reflexión que ya hacía hace 30 años el expresidente de la DO Valdepeñas, Francisco Creis Córdoba, uno de los principales mecenas de la cultura en Castilla-La Mancha, que ligaba las grandes zonas de producción de vino española a los ríos que transitan por ellas. Así, empezó a destacar la importancia del río Jabalón en esta indicación de calidad. El Jabalón es un afluente del Guadiana, que, como se suele decir “aparece y desaparece”, pero todos los visitantes han podido deslumbrarse, además, por el paisaje manchego del que disfrutamos en la actualidad, con nuestras Tablas de Daimiel, los Humedales de la zona de Alcázar de San Juan y las Lagunas de Ruidera llenas a rebosar y con el paisaje totalmente verde, pese a las alturas de año en las que estamos.
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