Viña El Pisón 2010 vs. Manel
Las canciones de Manel son como Viña El Pisón. Elegantes y elitistas a primera vista, pero maravillosas obras de artesanía popular en el fondo.
Son las excepciones las que hacen que la vida valga la pena. Las rupturas con nuestra rutina las que nos animan a seguir soportándola. Empezar esta nueva sección de El Correo del Vino, con la que pretendemos acercar la cultura vinícola a aquellos menos familiarizados con ella, hablando de un Viña El Pisón 2010 es, desde luego, cometer una gran excepción, pero también es empezar con alegría.
Hace no mucho, alguien que me quiere y sabe de mi debilidad por los vinos de Artadi (www.artadi.com) me regaló un Viña El Pisón 2010 esperando, supongo, que lo guardase con mimo, esperando una ocasión especial en la que brindar con él.
Pero ¿cómo se deciden las ocasiones especiales? ¿Es una ellas este mismo momento? Probablemente sí. Apenas habían pasado cuatro meses desde este regalo cuando hace unas semanas, unos amigos me propusieron pasar la noche del viernes en la playa comiendo tortilla de patatas, anchoas y croquetas de bacalao. Me lo pareció entonces y creo que me lo volvería a parecer ahora. Era una ocasión perfecta para abrir el Pisón.
Como de costumbre, acordaron que yo me encargase del vino pero nadie prestó especial atención a la botella cuando se la presenté, ni dedicaron más tiempo a la etiqueta que el habitual, o sea, ninguno. Creedme que yo tampoco había planeado ser un coñazo hablando del Pisón, pero cuando alguien propuso abrirla para ir bebiendo mientras cocinábamos, cambié de opinión. Más con la intención de provocar que de ser pedante (espero) les solté el precio de la botellita en cuestión, que ronda los 210€.
Ay, las caras. De repente, asuntos de máxima importancia como las cantidades de cebolla que debía llevar la tortilla, el tipo de aceite para freír las croquetas o quién ponía la mesa, pasaron a un segundo plano. Todos estaban entusiasmados ante la idea de beberse ese vino pero ninguno de ellos se sentía “preparado” o creían que esa fuese una ocasión lo suficientemente “especial”. Lo era. Porque precisamente este es uno de los grandes problema a los que se enfrenta el mercado del vino en este momento. Si nadie siente que sea merecedor de un vino de 210€ acabará por no acercarse tampoco a los de 5€. A los que nos gusta el vino nos gusta tanto que sin querer lo hemos convertido en algo excepcional, en una cosa elevadísima y ridículamente burguesa que en lugar de hacernos disfrutar acaba por alejarnos de esta bebida que parece requerir tantas atenciones, y hace que prefiramos otras menos exigentes.
Mis amigos no sabrán mucho de vinos, pero puedo aseguraros que sí supieron disfrutar del Viña El Pisón. Siendo conscientes de que pocas veces más podremos permitirnos una botella como esta, haberlo conocido y bebido juntos en un momento no especialmente excepcional, pero sí único, nos acerca más a su cultura y nos permitirá en el futuro conocer, valorar y disfrutar más con otros vinos también de calidad, pero con costes más asequibles.
Con el grupo Manel pasa un poco lo mismo, todos parecen encantadores, visten bien y uno intuye que huelen a limpio solo con ver sus portadas. Tienen facha de buenos novios y yernos perfectos. La vida les sonríe pero ellos se mantienen modestos y llanos en sus entrevistas. Cantan en catalán pero optan por lo políticamente correcto. Los Manel, caen mal.
Tengo un amigo que no les ha escuchado nunca, pero cuando quiere picarme se refiere a ellos como ese grupo que hace ‘World Music”. Lo consigue.
Las canciones de Manel son como el Viña El Pisón. Elegantes y elitistas a primera vista, pero maravillosas obras de artesanía popular en el fondo. Ambas creaciones requieren de cierta complicidad, de toda nuestra atención, para entender qué es lo que las diferencia de lo demás, donde radica la excelencia. Y al exigirnos resultan distantes, burguesas, cuando lo verdaderamente burgués es el acomodamiento de lo que nos viene dado, de lo que resulta fácil.
Ambos requieren un esfuerzo económico e intelectual. Pero son estos pequeños retos los que nos obligan a salir de nuestro ensimismamiento, los que nos harán disfrutar de las excepciones y nos permitirán volver, mucho más conscientes, a nuestra cotidianeidad, no por ello peor. Uno no puede pasarse la vida bebiendo Viña El Pisón y escuchando Ai Dolors, pero son las excepciones, las rupturas con nuestra rutina, las que hacen que la vida valga la pena.
Bodega: Artadi
Zona de Elaboración: D.O.Ca. Rioja
Variedades de uva: 100% Tempranillo
Tipo de barrica Barricas de roble francés.
Permanencia en Barrica 15 meses.
Enólogo Jean François Gadeau
Bodeguero Juan Carlos López de Lacalle
Graduación alcohólica 14,4% vol.
Viña El Pisón está considerado como uno de los mejores riojas de los últimos tiempos.
Juan Carlos López de Lacalle vuelve a estar detrás de esta obra maestra que alcanzó los 100 puntos Parker en la añada 2004.
MANEL. Escúchales aquí: Manel
Manel es un grupo catalán de música pop. Su primer disco, Els millors professors europeus fue disco de oro con más de 30 000 copias vendidas.
Su segundo disco, 10 milles per veure una bona armadura, alcanza el número uno en la lista de ventas de discos en España en su primera semana, con más de 10 000 copias vendidas. La canción que abre el disco, Benvolgut, cuenta una historia maravillosa con un videoclip, también maravilloso, que no tiene nada que ver.
En mayo de 2013 lanzan Atletes baixen de l'escenari, repleto de letras que requieren una escucha lenta y atenta, y donde dejan de lado los vientos habituales en el sonido de su anterior disco buscando nuevos caminos sonoros, puedes escuchar el disco completo en spotify, pero recuerda no fiarte de los ‘artistas similares’.
Cristina V Miranda es periodista, sumiller y directora de comunicación en la consultora enológica Enopassión. Dirige el Festival de Música Independiente y Cultura del Vino: enoFestival (www.enofestival.com) y ha creado y gestiona el proyecto enomusical: I’m The Mocker (www.imthemocker.com).
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email