Situación de los mercados. Proyección de la campaña

Veo, desde hace poco tiempo, que, junto a la paralización que hay en los mercados, está creciendo una cierta desazón respecto a lo que puede o no puede pasar. Y creo que no estaría mal analizar un poco de dónde venimos, cómo estamos y a dónde nos dirigimos, desde el punto de vista de los mercados vitivinícolas nacionales.

Como es lógico, no puedo adivinar el futuro, ni soy un zahorí que pueda ver de forma clarividente el futuro de este mercado. Pero sí se puede, analizando disponibles, ver lo que puede pasar, si todo se va desarrollando con normalidad. Es decir, lo que es más probable que pase, aunque, en esto del vino, no siempre es lo que sucede.

Haciendo esta salvedad y comenzando por responder a la pregunta ¿de dónde venimos?, se lo comentaba la semana pasada: de tener una cosecha muy escasa, la más escasa de las últimas décadas, proporcionalmente, si lo comparamos con el potencial que tenemos. Unido a unas malas cosechas a nivel prácticamente mundial. Esto nos lleva a un incremento brutal del precio de los graneles, llegando a cotas, en muchos casos, que marcan récord histórico de precios. El primer axioma, por tanto, es una cosecha corta, muy corta.

Esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿cómo estamos? Muy importante, pues es la base de la que será la tercera. Estamos, es cierto, en una situación de cierta paralización. Y puede deberse a varias causas. El comprador de vinos adquirió mercancía al inicio de campaña, lo que hace falta saber es cuánta y para cuánto tiempo tiene antes de tener que volver a comprar. Lo que sí está claro es que, con razón o no, el comprador que tiene vino no acude al mercado, porque no le hace falta y también por no removerlo más de lo que ya está. Las exportaciones buscan vinos por todo el mundo, es cierto, pero, con los datos que nos van dando van muy bien, quizá algo menos de cantidad (cosa lógica en esta situación) pero a la vez ganando en importe.

Por otra parte, lo que sí está claro es que, pese a esta paralización, se opera poco, pero al alza. El vendedor no solo no cede en precios, sino que cada vez pide más. Y no solo en graneles clásicos como pueden ser los de La Mancha. Ayer mismo publicaba en El Correo del Vino Diario, precios en La Rioja de 40 euros la cántara (16 litros). Lo que indica que, ni en un sitio ni en otro hay visos de debilidad.

Y ahora viene la pregunta más difícil: ¿a dónde nos dirigimos? Esto ya es hablar del futuro, que es lo más complicado. Mi impresión es que el vino no va a ceder en los precios en lo que nos queda de campaña. Que se incremente más o menos va a depender de diversas circunstancias. Primeramente, el ritmo que sigan las exportaciones. También dependerá de las existencias que tengan los compradores, los industriales. Hablando con unos y con otros hay quien se ha apercibido y tiene vino comprado para toda la campaña, incluso para enlazar con los vinos nuevos. Pero hay también muchos que de aquí en adelante tienen que seguir comprando. 

Algo que será decisivo será la climatología y la próxima cosecha. Si perdura o no la sequía, si la brotación apunta a una cosecha más o menos normal, grande o pequeña. Desde mi punto de vista, tal y como se ha quedado la viña, muy grande no puede ser. No es poco que la viña se recupere, si tiene agua suficiente, y nos dé una cosecha que sea más o menos normal. Aunque también es verdad que la viña nos tiene acostumbrados a sorprendernos con su rusticidad y capacidad de recuperación.

Sinceramente, opino que no tenemos que esperar una caída de precios en lo que nos queda de campaña. Luego, ya en vendimias, tendremos que ver lo que tenemos para que los vinos cedan en precio (y les aseguro que cuando digan de ceder lo harán y en cantidad sustancial) o que, en vista de lo nuevo, si es malo, sigan su escalada hacia arriba, que tampoco es imposible.

Iremos viendo…

Javier Sánchez-Migallón

Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino