Liberalización de plantación de viñedos ¿Sí o No?
Tenemos de nuevo sobre la mesa una nueva controversia que dará que hablar en los próximos meses.
Me refiero a la liberalización o no de las plantaciones de viñedos. Ni quiero, ni debo, decantarme por una u otra cuestión, a pesar de que es muy difícil ser totalmente imparcial, ya que, personalmente, tengo mi opinión y criterio, el cual no debo ponerlo en estas líneas.
Haciendo recopilación sobre hechos consumados, he de decir, que al día de hoy, con la actual OCM que tenemos, la libertad de plantar cuantos viñedos se quiera, comenzará en 2015. A partir de esta fecha cada cual podrá plantar las viñas que quiera sin necesidad de tener derechos consolidados para ello.
Por las continuas protestas por una parte del sector, en esta semana desde Bruselas se nos dice que se va a crear un grupo de expertos para que estudie de nuevo el caso y ver la posición que al final se toma. Y esto, nuevamente nos lleva a la controversia, rápidamente salen voces diciendo si y otras no, incluso las hay que dicen, si o no, pero con condiciones.
A favor de que se admita la libertad de plantación, están los sectores compradores y embotelladores del vino a granel, los industriales. Y llevan su parte de razón, en primer lugar se basan en que está aprobado y que ya se negoció a la hora de poner en funcionamiento la nueva OCM que tenemos ahora en vigor. Para quitar estos hay que reformar la OCM, ya que la contempla, y entonces se dice desde este sector que habría que volver a negociar muchas cosas, como la chaptalización, por ejemplo.
A este sector les interesa la libre plantación, por varias circunstancias. Una de ellas seria el que muchas bodegas se plantarían sus propios viñedos con el fin de autoabastecerse y no depender así de las fluctuaciones del mercado con subidas grandes de precios que los dejan totalmente descolocados.
También serviría para que, quizá grandes empresas, apostaran por la plantación masiva de viñedos con el fin de desestabilizar y manejar el mercado.
Se basan también en que países terceros, como Estados Unidos, Australia, etc. tienen libre plantación, por lo que nos ganan en competitividad. Jugar con las mismas cartas que otros países productores es fundamental para este mercado cada vez más globalizado.
Luego están los sectores que desean el mantenimiento de la prohibición de plantar nuevos viñedos, y se basan en varias cosas, como que es una incongruencia estar pagando por arrancar y reconvertir para estabilizar el mercado y luego dar vía libre a la plantación.
También aluden a que una gran plantación de viñedos desestabilizaría totalmente el mercado de uvas, con bajada de precios, lo que llevaría a un gran quebranto económico para nuestros agricultores y que, seguramente se abandonarían muchos viñedos ante la imposibilidad de mantenerlos.
Podrían caer en manos de multinacionales que acapararían el mercado de las uvas, manejando producciones y precios. Si las bodegas compradoras de vino tuvieran sus propios viñedos, el sector cooperativo y por extensión agrario, se vería muy comprometido y con graves problemas.
Luego tenemos una tercera postura que apuesta por una libre plantación de viñedos, pero condicionada a normativas que cada país, región, o, sobre todo, denominaciones de origen, estipulasen. Esto, que puede verse como una solución intermedia que podría contentar a todos, lo veo conflictivo, ya que al ser arbitrario podría suponer un perjuicio a algunas regiones o países, y un beneficio a otros, por lo que no creo que sea una buena medida a no ser que se estipulara muy bien para poder contentar a ambas posturas, y al estar tan contrapuestas lo veo difícil.
Como verán ustedes, ambas partes llevan, sin lugar a dudas su parte de razón, aunque ninguna, creo, tiene la razón completa. Tendremos tiempo de discutirlo y opinar.
Por cierto, El Correo del Vino está a punto de abrir un foro y unas encuestas para todos estos temas, no estaría de más estrenarnos con esto, lo vamos a intentar poner en funcionamiento lo antes posible.
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