Fusiones en el sector cooperativo

Como está empezando y nos falta experiencia no me atrevo a calificarlo ni como bueno ni como malo, pero tiene cosas a favor e indudablemente cosas en contra. El tiempo nos dirá.
En estos últimos días no se para de hablar, sobre todo en Castilla-La Mancha, de fusión de cooperativas en grupos más grandes, para la comercialización de sus vinos, formando grandes grupos comercializadores o cooperativas de segundo grado.
Las grandes cooperativas manchegas, como Virgen de las Viñas de Tomelloso, Nuestro Padre Jesús del Perdón (Bodegas Yuntero) de Manzanares, Cristo de la Vega de Socuéllamos o El Progreso de Villarrubia de los ojos están sumidas en procesos de fusión entre unas y otras, o con otras más pequeñas.
Recuerdo que hace seis años ya escribí un artículo en el que apuntaba que el futuro de muchas cooperativas, de cara sobre todo a las ventas al exterior, era el de fusionarse, y sigo pensando lo mismo. Grandes grupos tienen mejor imagen y más fuerza comercial para llevar su vino a cualquier parte del mundo, además de ahorrar costes, ser mucho más competitivos, etc.
Sin embargo, y a pesar de estar a favor de ello, estoy leyendo algunas declaraciones y datos que no me gustan tanto. Muchas de estas fusiones quieren encaminarse, o así lo declaran, a dos cosas: subir el precio del vino en España al estar concentrada la oferta en unas pocas cooperativas de segundo grado y actuar como forma dominante en el mercado; y la segunda, que no es menos mala, a acabar con las grandes empresas privadas de vino de España. No les quiero decir qué pasaría con las empresas pequeñas si se quieren “cargar” a las grandes empresas.
A mi modo de ver hay dos grandes errores. El primero, que a lo largo de la historia hemos visto caer a grandes empresas que tenían como fin dominar este mercado. Nadie lo ha conseguido hasta ahora y quien le ha echado un pulso al mercado, siempre lo ha perdido y ha sido él quien ha caído. No hay que poner nombres, pero todos los que estamos en esto los sabemos de sobra. Intentar forzar a u n mercado, llevarlo a las posiciones que queremos, hacer subir precios a la fuerza, es descabellado, imposible y menos aún en un mercado globalizado como el que tenemos en estos momentos.
El segundo, el de intentar eliminar a la competencia de las empresas privada. Es otra locura, ya que se cargarían a estas y antes a las pequeñas. O por lo menos lo intentarían, porque no creo que lo lograran. No es el camino. En este mercado hace falta de todo y cuantos más mejor, ya que vienen tiempos de bonanza pero cuando se dan malos tiempos, cuantos más brazos hay, mejor.
Mi postura, fusiones sí, comercializar mejor también, pero intervenir mercado e ir contra todos no. La experiencia y el tiempo nos ha demostrado que eso nunca nos lleva a buen fin. No sea que a base de querer eliminar a toda la gente al final se queden solos, pero solos en todos los aspectos.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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