Demasiada burocracia para las bodegas
El director general de la Asociación Empresarial de Vinos de España, Manuel Civera, ha solicitado a las distintas Administraciones públicas que rebajen la carga burocrática de las bodegas.
El director general de la Asociación Empresarial de Vinos de España, Manuel Civera, que agrupa a las asociaciones patronales de Castilla-La Mancha y Extremadura (mayores productoras de vino del país en su conjunto), ha solicitado a las distintas Administraciones públicas que rebajen la carga burocrática de las bodegas vitivinícolas con el empleo racional de las nuevas tecnologías.
Y es que, pese al incremento de inversiones en programas y equipos informáticos de la mayoría de las empresas, aún quedan lastres en las Administraciones del empleo del lápiz, el manguito y la goma de borrar que generan absurdas obligaciones ante distintos estamentos como la Agencia Tributaria, Agricultura o Sanidad que, en muchos casos, solicitan información parecida pero en diferentes formatos. Si a eso le añadimos el aumento de peticiones de información por parte de organismos comunitarios, certificaciones varias, expedientes de exportación, seguros, estadísticas…resulta que más del 50% del trabajo de una bodega se va en hacer papeles en vez de en hacer vino.
Civera, con buen criterio, solicita que la bodega tenga que realizar cada anotación una sola vez. Y que esa anotación pueda servir tanto para las obligaciones contraídas ante la agencia tributaria como ante el control de las diferentes Consejerías de Agricultura. Con esa anotación, la aplicación informática, si es sencillamente buena (a veces eso no ocurre ni en los organismos oficiales), la bodega debería actualizar y generar los registros, declaraciones y certificados necesarios sin necesidad de duplicar el trabajo.
La prioridad, recalca Vinos de España, para cualquier bodega es elaborar buenos vinos y defender sus márgenes de actividad empresarial en un mercado cada vez más competitivo y difícil. Si dedica sus esfuerzos a tareas administrativas, pierde tiempo, recursos económicos y humanos en realizar lo que verdaderamente es el objeto de su existencia: el vino.
La decisión de las Administraciones de solicitar a las bodegas, en aras de una mayor transparencia de su actividad económica y empresarial, nuevas declaraciones mensuales obligatorias genera una mayor carga burocrática de la que ya soportan. Es momento, por tanto, y debería haberlo sido antes de la aprobación de la norma, de ayudar a las empresas, en especial a las más pequeñas, a unificar mediante un sistema informático único de aplicación en toda la Administración pública, la información que se cargue en el mismo y que pueda ser requerida por cualquiera de los organismos públicos involucrados en el seguimiento del trabajo de las bodegas.
Ser más moderno y competitivo no significa volver a la carga burocrática que generaba aquel monstruo llamado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sino agilizar el trabajo de las empresas españolas, especialmente de las más pequeñas, para que estas puedan ser más eficientes en su objeto social, que no es otro que el de elaborar buenos vinos y contribuir con su esfuerzo a la creación de riqueza, término escasamente compatible con la burocracia. Algún enólogo ha sido expresivo al respecto sobre la actual situación de la bodega a la que representa: “O me dedico a hacer vino o a rellenar papeles, ya que a ambas obligaciones no llego”.
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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