El vino apuesta por los jóvenes a través de Enofestival
El Festival de Música y Cultura del Vino celebró su quinta edición el 1 de octubre en el Teatro Goya de Madrid, con un aumento significativo de bodegas y marcas participantes. Con 12 enobarras, un winetruck, un espacio dedicado a los vinos manchegos y un nutrido The Wine Road con 10 marcas de vino, el Enofestival puede presumir de ser la cita enomusical del momento.
Entre las enobarras repetían marcas como Freixenet, DO Ribeiro y Solaz, ya asiduas al evento, y se estrenaban grupos conocidos como la cuadrilla de Vintae, García Carrión con una línea más desenfadada para la ocasión, González-Byass, Codorníu con sus marcas más juveniles (CodorNEW, Vinos del Paseante y San Millán) y Grandes Vinos con su vino en botellín, IGLUP y su “Beso de Vino”, ilustrado por Kukuxumusu. Y bodegas como Almazcara Majara con su filosofía de disfrute de la vida y Monólogo, en versión tinta, rosada y blanca. Torres, por su parte, hizo su aparición en su WineTruck, ya común en las citas festivaleras. La DO Catalunya, por su parte, se incorporó al cartel enológico por primera vez. No sólo maridó música y vino, sino que completó la experiencia con sus Vinomics, comics realizados por destacado dibujantes donde el vino se manifiesta en diversas facetas. También estuvo presente la Marca de Calidad Diferenciada Cueva, lo cual demuestra no sólo la apuesta que están haciendo estos vinos por llegar al consumidor, sino la diversidad enológica del festival, al incorporar esta variedad de vino espumoso. Otro de los espacios a destacar fue el formado por los Vinos de Castilla La Mancha, donde decenas de referencias de diversas denominaciones podían ser degustadas.
The Wine Road, un espacio para pequeñas bodegas o vinos más singulares, por su parte, ponía la guinda al cartel enológico con singulares propuestas. Desde el vino azul de Gik, al vino envasado por copas de Kopita, la ginebra elaborada con vino Mencía GIN 987, o la sangría de Pompita, hasta los juegos de Ludic Wine o el desenfado de Mala Vida. Marcas como Otazu, Campos Reales, Cuatro Rayas, Félix Callejo y Bodegas Naranjo completaban este colorido espacio.
En cuanto a las catas, desde las bodegas, cada año encuentran discursos más directos con los que expresarse frente a los jóvenes. En casi todas ellas, los presentadores paseabna entre el público para interesarse por sus opiniones y, en definitiva, hacer que la experiencia fuera más cercana. Cada una de las catas fue una oportunidad para que los asistentes conectaran con el vino y su mundo: los vermús de la mano de Fraçois Monti; los vinos de garnacha de la mano de Vintae; los blancos de la DO Ribeiro a través de Cristina Alcalá; los vinos de Emina o los de Solaz; así como los vinos de Torres mediante las explicaciones de Miguel Díez y Jorge Maldonado que un año más descolocaron todos los cimientos enológicos para transmitir la pasión por el vino al público.
El vino no sólo se degustó y se bailó, sino que se habló de él en las Enotalks, la nueva propuesta de Enofestival para mantener charlas desenfadadas con personajes del sector y tratar de encontrar las fórmulas con las que atraer y enganchar a las nuevas generaciones.
La amplia selección de vinos, daba rienda suelta a la armonía con los diferentes grupos que pasaron por el escenario de Enofestival: Soleá Morente, Carmen Boza, Lorena Álvarez y su Banda Municipal, Joe Crepúsculo, Los Nastys, Trajano! y Luis Brea y El Miedo.
En resumen, una jornada enomusical donde los asisentes, primerizos o no, pudieron disfrutar de la diversidad enológica del panorama nacional, ya fuera atraídos por la música o el buen ambiente que brindaban la nueva ubicación y la temperatura estival.
Susana Molina
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