La Guía Michelin lanza oficialmente su clasificación mundial de vinos con el sistema de ‘racimos’

Tal y como avanzó este medio hace varias semanas, la célebre guía gastronómica expande su universo de evaluación a la viticultura, comenzando por Burdeos y Borgoña.

La Guía Michelin ha hecho oficial hoy lo que este medio ya adelantó: la creación de una clasificación mundial de vinos que otorgará uno, dos o tres ‘racimos’ a los mejores productores, estableciendo un paralelismo con sus emblemáticas estrellas para restaurantes y llaves para hoteles. El anuncio, realizado por el director internacional de la guía, Gwendal Poullennec, en el histórico restaurante L’Tour d’Argent de París, confirma la estrategia de Michelin para convertirse en un referente absoluto de la excelencia enológica global.

Como ya se publicó, el proyecto arrancará en las regiones francesas de Burdeos y Borgoña (consideradas el corazón simbólico del vino de calidad) para extenderse progresivamente a todas las regiones vitivinícolas relevantes del mundo. «Formar parte de la selección de la Guía Michelin ya será un logro en sí mismo», afirmó Poullennec, subrayando la exclusividad del nuevo sistema.

Los tres niveles de excelencia: carácter, personalidad y leyenda

La clasificación, cuya metodología fue detallada en nuestro anterior reportaje, se estructura en tres niveles:

· Un Racimo: Para productores que elaboren vinos «con carácter y estilo», destacando en sus mejores añadas.
· Dos Racimos: Reconocimiento a bodegas cuyos vinos sobresalen por su «calidad y personalidad» de forma consistente.
· Tres Racimos: La máxima distinción, reservada para propiedades excepcionales cuyos vinos «son de clase mundial y merecen ser buscados y degustados». La consistencia absoluta, más allá de las variaciones anuales, será clave para alcanzar este grado.

Una metodología exhaustiva y de origen

Poullennec desgranó los cinco criterios fundamentales que sus inspectores especializados –contratados en exclusiva por el Grupo Michelin– evaluarán:

1. Calidad agronómica: Salud del suelo y las vides, prácticas de cultivo.
2. Maestría técnica: Precisión en la vinificación y la crianza.
3. Identidad del productor: Estilo propio y autenticidad.
4. Equilibrio del vino: Armonía gustativa y estructural.
5. Regularidad en el tiempo: Consistencia del desempeño a lo largo de las añadas.

Las inspecciones, significativamente, comenzarán en el viñedo a primera hora de la mañana, evaluando el trabajo desde su origen, para luego analizar el proceso completo hasta la botella.

Fusión de legados: la sombra alargada de Parker

Un activo crucial, como ya señalamos, es la integración del vasto archivo de la ‘Guide par coeur des vins’, creada por el legendario crítico Robert Parker y adquirida por Michelin en 2016. Este fondo, con miles de reseñas acumuladas en casi 50 años, proporciona una base de datos histórica sin parangón para cimentar las nuevas evaluaciones y dar profundidad temporal al proyecto.

Con este movimiento, Michelin no solo amplía su negocio, sino que consolida su aspiración de ser el árbitro universal de la experiencia del lujo gastronómico. La guía, que en 2025 celebra su 125 aniversario, demuestra una vez más su capacidad para evolucionar y marcar la pauta. La incógnita ahora es cómo reaccionará el establecimiento vitivinícola mundial y las guías especializadas existentes ante la irrupción de un gigante con tanto peso mediático y simbólico.

Redacción

Redacción La Gaceta del Vino