El sector del vino renace en Marruecos

Con una extensión de viñedo cercana a las 50.000 hectáreas y una producción media anual que oscila entre los 400.000 y el medio millón de hectólitros, Marruecos se erige en uno de los tres países del Magreb productores de vino como consecuencia de su pasado colonial de influencia española y francesa,

además de la convivencia de varias culturas como la cristiana o la judía que crecen junto al credo mayoritario de inspiración islámica.

El viñedo marroquí, que cuenta con 14 zonas con indicación geográfica, además de una denominación de origen calificada como Côtes de Atlas, se extiende, sobre todo, entre Casablanca y Meknés y da empleo a más de 20.000 personas. El 85 por ciento del vino que se produce se consume en el país, pese a las restricciones religiosas, mientras un 15% aproximadamente sale al exterior, además de los 100.000 hectolitros producidos a granel por la empresa francesa Castel que son embotellados en aquel país.

Algunas bodegas como Oulad Thaleb, con 2.000 hectáreas de viñedo y 92 años de vida, ya que abrió sus puertas en 1923, son santo y seña de un sector que goza de predicamento y tradición en el país y que le lleva a elaborar cerca de 40 millones de litros.

La fama de los vinos marroquíes se ha visto impulsada por la presencia en el país de enólogos franceses de la talla de Bernard Magrez o de Alain Graillot, el impulsor de Crozes Hermitage en el Ródano, que triunfa con un syrah elaborado en Meknés denominado Tándem, que porta su inconfundible firma en una variedad que domina como pocos.         

Redacción