El largo invierno del 18
Parece el título de una película al filo entre la realidad y la ficción, narrada desde la lejanía de un tiempo pasado. No es el primer invierto así, ni será el último, pero sí es extraño que, estando a mediados de abril, aún no haya hecho apenas calor.
Queríamos lluvias, y las tenemos. En algunos sitios ya tienen casi de más; en otros queremos más para llenar los pantanos y que la tierra reciba el agua negada durante tantos años.
Se puede decir que ha llovido lo suficiente para que la viña pueda sacar adelante la cosecha, más cuando todos apuestan, o apostamos, por una cosecha que será más o menos igual que el año pasado. Con poco se podrá superar, pero, en el caso de ser mayor, nunca llegará a ser una cosecha grande.
Sin embargo, hay que pensar en lo que este año puede traernos: los incesantes días de lluvia están creando una humedad ambiental y, en concreto, en las viñas que, de continuar así, podría ser el caldo de cultivo para enfermedades criptogámicas. Todo tipo de hongos pueden hacer acto de presencia este año. Mildiu, Oídio, pueden atacar a los viñedos, por lo que, desde ya, recomendamos estar más que preparados para un posible tratamiento preventivo.
El frío que hace, anómalo, aunque no desconocido, en este mes de abril y durante marzo, han hecho retrasar la brotación, no obstante, ya vemos viñas con el lloro, y en las zonas más cálidas y varietales más adelantados, las yemas hinchadas, incluso comenzando a abrir.
No es normal que en el mes de abril aún no haya hecho calor, más cuando la mayoría de los años miramos con temor a marzo por el calor, que puede adelantar la brotación, exponiéndose al riesgo de heladas tardías, y que tantas uvas se han llevado por delante.
Este año no, este año, la brotación va retrasada, por lo que acortamos los días de peligro. Para Mancha queda un mes de peligro de heladas: saltando el 10 de mayo, como siempre se ha dicho, el riesgo de heladas es muy poco probable.
De momento creo que beneficia que el tiempo siga así, mientras que no hiele, fresco y con lluvias, que no deja crecer los hongos. Cuando la viña haya brotado y los tallos tengan ya 10 centímetros, entonces, que cese la lluvia y que el calor siga sin dejar proliferar a los hongos.
Largo invierno, como digo. Nos queda un mes por delante para estar muy atentos a las heladas y otro mes más, después, de atención a las posibles enfermedades en la viña. Por tanto, dos apasionantes meses que muchas veces marcan los derroteros que toman el mercado y los precios del vino. Desde aquí, como siempre, se lo iré contando.
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