Hielo, pedrisco, hongos, sequía… ¿Alguien da más?
Las plagas bíblicas parece que se han conjuntado malévolamente para atacar al viñedo de una manera o de otra. Me atrevería a decir, a riesgo de ser exagerado, que no tenemos una sola cepa en España a la que no le haya afectado algún contratiempo.
Tenemos el norte de España atacado por las importantísimas heladas de abril; en zonas de Castilla y León, se suma además la sequía. En otros sitios como Galicia, parte del Levante norte español, algunas zonas en Andalucía, hay brotes de mildiu que se están tratando.
En estas últimas semanas el pedrisco ha sacudido muy fuerte a importantes zonas de Aragón, Manchuela y Utiel-Requena, entre otras, dañando miles de hectáreas. Y en las zonas más productoras, lo que es la Mancha, Extremadura, si no se remedia en los próximos días, la sequía va a pasar factura al final de campaña. Como ejemplo, pongo mi población, que la tengo muy controlada, Manzanares, en Ciudad Real, en pleno corazón de La Mancha. Desde septiembre, inicio del año hidrológico en el campo, ha llovido 297,7 Litros por metro cuadrado, cuando la media de los últimos 10 años es de 386,11. Pero es que en 2014 cayeron 277,8, en 2015, llovieron 220,6, y en 2016, 338,6 l/m2. Es decir, llevamos, arrastramos ya cuatro años de lluvias inferiores a la media, lo que nos indica que las reservas son cada vez más escasas y por tanto la sequía, no lo duden, hará mella en los viñedos de secano si no llueve, y de manera importante, de aquí a vendimias, cosa que a estas alturas del año es harto difícil.
Tal y como ya les comenté en su momento, la muestra de las viñas también es inferior a lo normal, dato que también hay que tener en cuenta.
Si esta campaña en la que estamos hemos tenido algo más de 43 millones de Hl., que tampoco es una cantidad excesiva en consonancia con el potencial productivo que tenemos, y, según todos los pronósticos, la venidera será inferior, la verdad es que la situación puede ser preocupante.
Los vinos pueden ponerse a precios altos, el precio de la uva (de hecho ya están los sindicatos diciéndolo y pidiéndolo) pueden elevarse sobre los ya altos del año pasado. Y los mercados internacionales pueden volvernos a dar la espalda. Es por tanto una campaña preocupante.
Afortunadamente, son solo conjeturas, tendremos que esperar unos meses a ver el desarrollo normal de los viñedos, ver lo caluroso o no que viene el verano y cómo se sigue comportando la, hasta ahora, adversa meteorología. Pero no cabe duda una cosa, y es que parece que tras una campaña complicada, como la que tenemos ahora mismo, nos puede venir otra igual o más complicada. Desde El Correo del Vino se lo iremos contando.
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