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Saint Émilion y la “revolución” de los satélites

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Saint Émilion y sus llamados “satélites” son los protagonistas de esta historia en la que confluyen problemas políticos e intereses particulares

El mundo aparentemente inamovible de las appellations d’origine controlées francesas y de los sistemas de calificación y clasificación de sus vinos no lo es tanto. Es precisamente en Saint Émilion, allí donde se creó el primer Sindicato Vitivinícola de Francia, donde desde hace un par de años, las cosas se mueven y mucho. La prensa especializada francesa no se ha hecho apenas eco del asunto (por no decir nada) a pesar de la importancia que tiene en sí mismo y de las consecuencias y los cambios profundos que puede acarrear en todo el sistema a nivel nacional. Saint Émilion y sus llamados “satélites” son los protagonistas de esta historia en la que confluyen problemas políticos e intereses particulares, con un final feliz para unos y no tanto, quizás, para otros.

Guy D’Esplat es el propietario de Château Grand Rigaud y Château La Clide. Elabora un vino bajo la AOC Saint Émilion Grand Cru y otro bajo la AOC Montagne Saint Émilion, appelletion de la que en un tiempo era presidente. Fue durante ese periodo cuando deciden crear el Collége des Vins de St Émilion, un organismo que agrupaba la AOC Saint Émilion y Saint Émilion Grand Cru y las llamadas AOC satélites: Saint Georges, Lussac, Puisseguin y Montagne. El Collége servía únicamente para la promoción común de los vinos con los fondos del Conseil Interprofessionnel des Vins de Bordeaux (CIVB) aunque cada AOC hacía también su propia promoción de forma individual.

“Pensamos que la creación de este organismo y aunar esfuerzos era una buena cosa y, de hecho, funcionó bien, hubo un buen retorno en las AOC satélites a la vez que Saint Émilion disponía de una buena suma de dinero para comunicación y promoción de todas las AOC”, nos dice Guy que fue, además, uno de los fundadores de este organismo. “A la vista de los resultados pensé que había que ir más lejos y, en 1981 creamos una Confrérie en Montagne”, añade. “La gente de Puiseguin y de Lussac se rieron de la iniciativa pero 3 ó 4 años más tarde crearon también la suya”. A partir de aquí, el siguiente paso era lógico: crear una agrupación de las cuatro AOC satélites de Saint Émilion. “Saint Émilion son 5.000 Has de viñedo y las cuatro AOC satélites 4.500 Has y eso nos daba más fuerza, casi una posición de igualdad, a la hora de negociar. En lugar de que hubiera cuatro presidentes de los sindicatos vitivinícolas habría un representante de todo el grupo”. Antes de dejar la presidencia de la AOC Montagne Saint Émilion en1993, D’Esplat unió las dos confréries existentes, permaneció como administrador hasta 1998 par asegurarse del buen funcionamiento del sistema que desemboca, en el año 2000, en la creación de l’Union des Satellites integrada por las AOC de Lussac, Puisseguin y Montagne. Saint Georges no adhirió a este proyecto y sus 180 Has de viñedo quedaron fuera de la agrupación.

“L’Union des Satellites funcionaba más o menos bien, pero yo veía cosas que no me gustaban porque había gente a la cabeza que, en lugar de afrontar las cosas con un espíritu federativo, trabajaban en beneficio de una minoría. En 2006 empezamos a hablar seriamente de una reforma global, de la revisión de los decretos de control y, aprovechando la reforma de transformación de los Sindicatos Vitivinícolas en ODG (Organismos de Gestión), Saint Émilion vio con buenos ojos propiciar un acercamiento con los satélites, se entablaron conversaciones con sus dirigentes y con los dirigentes propusieron hacer una agrupación de las cuatro AOC. Pero enseguida pusieron sus condiciones, de las que no se informó a los miembros hasta finales de 2006 cuando el documento que las recogía databa de principios de ese año. Agruparse está bien pero depende de en qué condiciones”, continúa D’Esplat.

Ciertamente uno se queda sin aliento al leer lo que proponía Saint Émilion a sus satélites: antes de ofrecerles nada (y ofrecían verdaderamente poco) y de constituir esa agrupación, exigía a los dirigentes de las AOC satélites que firmaran un documento aceptando que jamás, jamás reivindicarían la clasificación de Grand Cru para los vinos de sus AOC (recordemos que todos los vinos de Saint Émilion pueden pretender y acceder a la denominación de Grand Cru).

“Para mí era imposible empezar a trabajar así”, nos dice Guy D’Esplat. “Generé un movimiento de protesta, sobre todo para hacer que la gente reflexionara y para obligar los dirigentes de las AOC satélites a convocar reuniones informativas. Pero no quisieron y me enfadé mucho con los dirigentes de los satélites. Así que yo convoqué una y reunimos a casi 150 personas en Puisseguin; y luego otra en Montagne a la que acudieron más de 300 vitivinicultores. Yo explicaba a mis colegas: vamos a irnos a Saint Émilion y a pagar las cotizaciones en Saint Émilion (más caras que las que existían en cada AOC satélite), pero nunca podrás pretender ser Grand Cru. Era absurdo. Pero hay gente a quien habían prometido un “sillón” en Saint Émilion (que ahora tienen) y pasaron por el aro”.

La AOC Montagne decidió por votación no adherir a Saint Émilion con el 90% de los votos en contra; Puisseguin, con el 54% de votos a favor y Lussac, con aproximadamente el 60%, dijeron si. Quizás se explique porque el 80% de los viticultores de estas dos AOC son cooperativistas y votaron como un solo hombre, inclinando la balanza hacia ese lado. A partir de ahí el escenario es el siguiente: l’Union des Satellites desaparece, Puisseguin y Lussac unen a Saint Émilion y Montagne permanece independiente.

Montagne va más allá y, aprovechando se la regeneración de los decretos de control formulados en los protocolos de su nueva ODG, decide incluir una cláusula por la que pretenden crear una calificación Grand Cru. “Los textos de Ley que existen en Francia determinan que Grand Cru es una ‘denominación parcelaria’, es decir, que ha de estar delimitada con una excepción: Saint Émilion, donde usos y costumbres hacen que funcione así pero no quiere decir que no pueda funcionar de otra forma”, nos explica Guy. “Para poder ser Grand Cru habría que crear una AOC nueva que, por lo tanto, tendría carácter parcelario. Lo que queremos en Montagne es crear una calificación Grand Cru, no una AOC nueva”, declara. “Son conceptos completamente diferentes. Es una interpretación de la ley y de la lengua. En el protocolo de la ODG vamos a añadir condiciones más restrictivas como la crianza obligatoria en barrica, la termorregulación, etc, para acceder a ser calificado como Grand Cru. De esta forma, solo habrá que cumplir las condiciones del protocolo y luego pasar la prueba de calidad en una cata a ciegas. Va a hacer subir el nivel de calidad de los vinos de la AOC Montagne Saint Émilion sin ninguna duda”.

Tanto Saint Émilion como el resto de las AOC satélites aguardan el resultado de esta osada maniobra. Pero no solo ellos. Toda Francia espera la decisión final que pasa por el INAO y, en último término, por la ratificación del Ministerio de Agricultura. “Estamos prácticamente seguros de que lo vamos a conseguir”, afirma Guy D’Esplat. Sorprende que nadie hubiera pensado en ello antes y, en caso de que tengan razón, será uno de los cambios más revolucionarios de todos los tiempos en la viticultura francesa.

ACLARACIONES: LA COMPLEJA ORGANIZACIÓN DEL SECTOR VITIVINÍCOLA

La complejidad del sector vitivinícola francés y la diversidad de los organismos que lo componen hacen que, a menudo, resulte complicado entender su funcionamiento. Los tres eslabones esenciales del sector son los Organismos de Gestión (ODG) que han reemplazado desde hace algo más de dos años a los Sindicatos de Productores de las AOC (algo parecido que no igual a nuestros Consejos Reguladores), las agrupaciones interprofesionales y el INAO (Institut National des Appellations d’Origine). Cada uno tiene competencias bien diferenciadas pero interactúan con gran fuerza los unos sobre los otros y juegan roles complementarios.

Los sindicatos de productores han sido siempre un elemento esencial para la defensa y protección de las AOC y de sus productos. Se regían por la Ley del 21 de marzo de 1884, año en el que nace el primero de ellos, precisamente en Saint Émilion: la crisis provocada por la filoxera trae consigo numerosos fraudes y el sindicato vitícola nace para luchar contra ellos. Así, han jugado un papel importantísimo en la organización de la profesión y la defensa del producto, haciendo que los viticultores de una misma región se concienciaran de los intereses comunes que los unían. Los principios directores de este sindicalismo eran la libertad de creación y de adhesión.

Hace tres años, el Ministerio de Agricultura, de forma bastante brutal, decidió cambiar todo el sistema en el que, según reprochaba el INAO, los Sindicatos de Productores eran juez y parte, ya que eran los propios productores los que se encargaban de llevar a cabo todo el proceso (selección de muestras, catas periódicas, controles, etc.) de los vinos y decidían si se les otorgaba o no la mención de la AOC y el INAO solo intervenía para supervisar y certificar el buen funcionamiento del proceso. Así, aparecen los llamados Organismos de Gestión Lo que era antes el Sindicato Vitivinícola solo se ocupará de la promoción nacional e internacional de la AOC y de crear los protocolos que permitan a los operadores (así llama la nueva ley a los viticultores y los vinicultores) pertenecer a la AOC bajo en control del INAO. Contrariamente al anterior sistema en el que las cotizaciones no eran obligatorias, en los ODG si lo son para todos en la AOC.

El control de las AOC corresponde al INAO, un organismo público creado por Decreto Ley del 30 de agosto de 1935 que se encuentra bajo la autoridad del Ministerio de Agricultura. El INAO tiene un doble rol: codificar los textos que le eran sometidos por los Sindicatos de Productores y ahora por los ODG para que el Estado, a través del Ministerio de Agricultura ejerza su labor legislativa marcando las condiciones anuales de producción que deben satisfacer los vinos de una AOC; y controlar que se cumplen en cada AOC las condiciones marcadas por la Ley.

Para que nos entendamos: los ODG proponen, el INAO dispone y el Estado impone.

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