Vino y ¿salud?
Francia sigue siendo una referencia mundial y lo que allí ocurre influye en el devenir del vino más allá de sus fronteras.
Cuando el sector vitivinícola francés estornuda, en el resto de países productores o al menos en los europeos, ya podemos prepararnos para padecer una buena gripe. Francia sigue siendo una referencia mundial y lo que allí ocurre y se decide influye enormemente en los comportamientos y en el devenir del vino más allá de sus fronteras.
Es por eso que asistimos casi con espanto a la gran polémica que se ha desatado a raíz del comunicado hecho público por el INCA (Instituto Nacional del Cáncer) en el que se afirma que la ingesta de media copa de vino diaria aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad. La publicación de este comunicado coincide con la discusión en el Parlamento francés de una enmienda a la famosa Ley Evin para restringir aún más la publicidad sobre el vino y abarcar también el ámbito de la web.
Las reacciones no se han hecho esperar. Desde la comunidad científica francesa se han elevado numerosas voces que ponen más que en duda las conclusiones del estudio realizado por el INCA y lo acusan de obedecer a intereses sectarios y particulares. Otros aseguran que estos estudios se realizan de forma que den el resultado deseado, como asegura el Profesor Henri Joyeux, cirujano y cancerólogo de la Facultad de Medicina de Montpellier y Especialista en la Relación entre Nutrición y Cáncer, para quien el INCA se desacredita a si mismo defendiendo tales tesis.
Igualmente, todas las organizaciones del sector y sobre todo las asociaciones de productores de toda Francia hablan de una verdadera persecución del vino. La revista Decanter publicaba al respecto las declaraciones de Javier de Volontat, Presidente de la Asociación Meridional de Productores de Vino de Languedoc: “No se debe permitir que los extremistas tomen como rehenes a los consumidores. El consumo de vino ha caído un 50% durante los últimos 20 años en Francia pero el número de personas afectadas por el cáncer ha aumentado. Hay que admitir que se trata de una paradoja. Nosotros promovemos el consumo responsable, razonable y moderado. No deseamos que nuestros consumidores mueran de cáncer!!!”
La FIJEV (Féderation Internationale des Journalistes et des Écrivains du Vin) también ha reaccionado al respecto y ha hecho llegar una e-letter especial a todos sus miembros para que muestren su apoyo al sector vitivinícola francés contra este nuevo ataque que, por venir de quien viene, duele y mucho.
No es la primera vez que denuncio en los medios las diferentes campañas, algunas de verdadero acoso y derribo, que sufre el vino en otros países y en el nuestro. No se entiende que las leyes, en la mayoría de las ocasiones, obvien e incluso contradigan los estudios y las recomendaciones de la comunidad científica. Lo grave, en este caso, es que el ataque viene precisamente de un organismo de salud pública y aunque sus conclusiones sean puestas en duda o refutadas por otros estudios y por prestigiosos médicos e investigadores, hacen mucha pupa al confundir y asustar al consumidor.
No quiero ser pesimista pero creo que debemos poner nuestras barbas a remojar. En Europa nos encanta tirar piedras contra nuestro propio tejado y si no tenemos piedras, lo que tengamos al alcance de la mano, con tal de que haga daño. Creo que todos nosotros debemos aportar nuestro granito de arena a la defensa del consumo moderado del vino y sus efectos beneficiosos para la salud. Por eso animo a todos nuestros lectores a contribuir, día a día, en la educación de las personas que nos rodean en el consumo responsable y saludable.
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